domingo, 11 de febrero de 2024
JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2024 - "11de febrero NTRA. SRA. DE LOURDES al 5 de mayo PASCUA DEL ENFERMO"
jueves, 8 de febrero de 2024
CARNAVAL 2024
¿fiesta pagana o celebración religiosa?
miércoles, 31 de enero de 2024
CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS 2024
👉PRESENTACIÓN MANOS UNIDAS 2024 COLEGIO SAN BUENAVENTURA
- Por el actual modelo económico basado en un consumo desenfrenado, altamente contaminante que afecta al bienestar de otros.
- Por la vuelta al uso de los combustibles fósiles para relanzar el crecimiento económico mundial frenado por la pandemia.
- Porque casi la mitad de los habitantes del planeta viven en contextos considerados “altamente vulnerables”, por su ubicación geográfica o por su mala situación socioeconómica, que hace que sean menos resilientes a los fenómenos meteorológicos extremos.
- Porque las poblaciones más vulnerables del Sur, que son las que menos han contribuido a la crisis climática, son quienes más sufren sus consecuencias. Entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en zonas muy vulnerables.
- Porque el 10 % de la población mundial más rica emite casi el 50 % de los gases de efecto invernadero, mientras que a la mitad más pobre del planeta solo le corresponden alrededor del 10 % de las emisiones globales.
- Por la demora de las respuestas de adaptación y de mitigación a las consecuencias del cambio climático.
- Que las estrategias de lucha contra el cambio climático se centren en los más vulnerables, y se atiendan de manera urgente sus necesidades, sobre todo en lo referente al derecho a la alimentación muy afectado por la crisis climática.
- Que se impulsen medidas de mitigación y adaptación al cambio climático tanto en el norte como en el sur.
- Que se reconozca la grave deuda ecológica que los países más desarrollados tenemos con los más empobrecidos y se facilite el acceso a los recursos económicos necesarios para saldarla a través de una financiación justa para la transición ecológica.
- Que se pongan en marcha las políticas públicas de reparación de pérdidas y daños para que los más afectados por las consecuencias del cambio climático puedan recuperar una vida digna.
- Que se reconozca la gravedad de las migraciones forzosas por causas climáticas y su condición de refugiados ambientales.
- Que se promueva una justicia climática integral, desde la toma de conciencia, la conversión ecológica personal y la promoción de políticas de sostenibilidad e inclusión.
- Que la adaptación ocupe un lugar más destacado en la agenda mundial, ya que se trata de fomentar mecanismos de resiliencia que salven vidas.
- Que se garantice la acogida y protección de las personas migrantes medioambientales.
- Que la financiación para la lucha contra la crisis climática no se convierta en un nuevo mecanismo de endeudamiento de los países y comunidades más vulnerables.
lunes, 29 de enero de 2024
30 DE ENERO - DÍA ESCOLAR DE LA NO VIOLENCIA Y LA PAZ

Dentro de todas las formas de comunicación, la
palabra constituye el elemento más importante y el más utilizado. El poder de
la palabra nos convierte en seres, hijos e hijas de la Plenitud Absoluta. Como dice el inicio del evangelio de Juan:
“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
En este DENIP, 30 de enero de 2024, vamos a
reflexionar sobre la luz y la oscuridad que pueden proyectar las palabras;
centrándonos sobre todo en su efecto curativo, sanador de las heridas
emocionales y existenciales que todos los seres humanos arrastramos en nuestra
existencia.

SANTO TOMÁS DE AQUINO (1225-1274✝)
Magno como su maestro, profundizó el aristotelismo. Se trasladó luego a París donde, no sin dificultades con el clero secular, enseñó en la Universidad. De regreso a Italia intensificó el estudio de Aristóteles gracias a las traducciones de un cofrade, y compuso el conocido himno vinculado a la fiesta del Corpus Christi, el «Pange lingua». Comenzó a escribir su «obra maestra», la Summa Theologiae. De este genial compendio teológico son particularmente conocidas las Cinco vías para probar racionalmente la existencia de Dios. (cf. ST. I Pars, q. II). El centro de su trabajo fue la confianza en la razón y los sentidos: la filosofía es un válido auxilio de la teología pero la fe no anula la razón. (cf. Rm 1,19). Amaba el estudio y no es difícil imaginar por qué su inmensa producción filosófico-teológica haya causado un gran impacto entre los teólogos contemporáneos. Un día, el 6 de diciembre de 1273, Tomás le dijo a su cofrade Reginaldo que ya no escribiría más: «No puedo, porque todo lo que he escrito es como paja para mí en comparación con lo que se me ha revelado». Según algunos biógrafos, una experiencia mística con Jesús precedió a esta decisión. Parece ser que cayó enfermo en 1274, en el viaje a Lyon, donde el Papa Gregorio X lo había convocado para el Concilio, y murió en la abadía de Fossanova. Tenía sólo 49 años.
Se puede hacer un esbozo de San Francisco; de Santo Tomás sólo se podría hacer un plano, como el plano de una ciudad laberíntica. Y sin embargo, en cierto sentido, encajaría en un libro mucho mayor o mucho más pequeño: lo que realmente sabemos de su vida se podría despachar bastante bien en pocas páginas, porque no desapareció, como San Francisco, bajo un chaparrón de anécdotas personales y leyendas populares; lo que sabemos –o podríamos saber, o en su día podríamos tener la suerte de descubrir- acerca de su obra, probablemente llenará todavía más bibliotecas en el futuro de las que ha llenado en el pasado.
He dicho que estos retratos sólo pueden serlo en silueta. Pero el contraste es tan llamativo, que aun si realmente viéramos a las dos figuras humanas en silueta, asomando por la cresta del monte con sus hábitos fraileros, ese contraste nos parecería hasta cómico. Sería como ver, aun en la lejanía, las siluetas de Don Quijote y Sancho Panza, o de Falstaff y maese Slender.
San Francisco era un hombrecito flaco y vivaracho; delgado como un hilo y vibrante como la cuerda de un arco; y en sus movimientos, como la flecha que el arco dispara. Toda su vida fue una serie de carreras y zambullidas: salir corriendo tras el mendigo, lanzarse desnudo al bosque, tirarse al barco desconocido, precipitarse a la tienda del sultán y ofrecerse a arrojarse al fuego. En apariencia debió ser como el fino esqueleto de una parda hoja otoñal bailando eternamente en el viento –aunque, en realidad, el viento era él-.
Santo Tomás era un hombre como un toro: grueso, lento y callado; muy tranquilo y magnánimo, pero no muy sociable; tímido, dejando aparte la humildad de la santidad; y abstraído, dejando aparte sus ocasionales y cuidadosamente ocultadas experiencias de trance o éxtasis.
San Francisco era tan fogoso y nervioso que los eclesiásticos que visitó sin avisar le tomaron por loco. Santo Tomás era tan imperturbable que los doctores de las escuelas a las que asistió regularmente le tomaron por zote. De hecho era ese tipo de estudiante no infrecuente que prefiere pasar por zote a permitir que otros zotes más activos o animados invadan sus sueños.
Este contraste externo se extiende a casi todos los aspectos de una y otra personalidad. La paradoja de San Francisco fue que, amando con pasión la poesía, tuviera cierta desconfianza hacia los libros. Fue el hecho sobresaliente de Santo Tomás que amó los libros y vivió de libros: vivió la vida del clérigo o estudiante de los Cuentos de Canterbury, y prefería poseer cien libros de Aristóteles y su filosofía a cuantas riquezas pudiera ofrecerle el mundo. Cuando le preguntaron qué era lo que más agradecía a Dios, respondió con sencillez: “Haber entendido todas las páginas que he leído”.
Veían el mismo problema desde ángulos distintos: la sencillez y la sutileza. San Francisco pensaba que bastaría con abrir su corazón a los mahometanos para que se convencieran de no adorar a Mahoma. Santo Tomás se estrujó el cerebro con toda suerte de distinciones y deducciones sutilísimas sobre el Absoluto o el Accidente, únicamente para evitar que se entendiera mal a Aristóteles.
Santo Tomás, por el contrario, provenía de un mundo en el que podría haber disfrutado del ocio, y siguió siendo uno de esos hombres cuyo trabajo tiene algo de la tranquilidad del ocio. Fue trabajador incansable, pero nadie le habría podido tomar por un trajinante. Había en él ese algo indefinible que distingue a los que trabajan no teniendo que trabajar, pues era por nacimiento caballero de alto linaje, y esa tranquilidad puede conservarse como hábito, aunque no tenga motivo. Pero en él sólo se expresaba en sus elementos más amables; por ejemplo, posiblemente había algo de ella en su cortesía y su paciencia naturales.
El capítulo, una vez que ha mostrado los distintos que son, continúa estableciendo las similitudes que les dieron ese carácter revolucionario o innovador, que brevemente resumo en dos: que ambos fueron enamorados de Jesucristo y –oh, sorpresa para el educado en los convencionalismos-, que libraron al mundo medieval del espiritualismo, creando las bases de nuestra moderna civilización.