lunes, 16 de noviembre de 2020
ORACIÓN: NO TIENES MANOS
Tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo donde reine la justicia.
Jesús, no tienes pies.
Tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha la libertad y el amor.
Jesús, no tienes labios.
Tienes sólo nuestros labios
para anunciar al mundo
la Buena Noticia de los pobres.
Jesús, no tienes medios.
Tienes sólo nuestra acción
para lograr que todos seamos hermanos.
Jesús, nosotros somos tu Evangelio,
el único Evangelio que la gente puede leer,
si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.
Jesús, danos tu amor y tu fuerza
para proseguir tu causa
y darte a conocer a todos cuantos podamos.
viernes, 13 de noviembre de 2020
EVANGELIO DEL DOMINGO: USAR NUESTROS TALENTOS
«Porque es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus criados y les confió su hacienda. A uno dio cinco millones, a otro dos y a otro uno, a cada uno según su capacidad; y se fue. El que había recibido cinco se puso en seguida a trabajar con ellos y ganó otros cinco. Asimismo el de los dos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno solo fue, cavó en la tierra y enterró allí el dinero de su señor. Después de mucho tiempo, volvió el amo de aquellos criados y les tomó cuenta. Llegó el que había recibido cinco millones y presentó otros cinco, diciendo: Señor, me diste cinco millones; aquí tienes otros cinco que he ganado. El amo le dijo: ¡Bien, criado bueno y fi el!; has sido fi el en lo poco, te confiaré lo mucho. Entra en el gozo de tu señor. Se presentó también el de los dos millones, y dijo: Señor, me diste dos millones; mira, he ganado otros dos. Su amo le dijo: ¡Bien, criado bueno y fiel!; has sido fi el en lo poco, te confiaré lo mucho. Entra en el gozo de tu señor. Se acercó también el que había recibido un solo millón, y dijo: Señor, sé que eres duro, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Tuve miedo, fui y escondí tu millón en la tierra. Aquí tienes lo tuyo. Su amo le respondió: Siervo malo y holgazán, ¿sabías que quiero cosechar donde no he sembrado y recoger donde no he esparcido? Debías, por tanto, haber entregado mi dinero a los banqueros para que, al volver yo, retirase lo mío con intereses. Quitadle, pues, el millón y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese criado inútil echadlo a las tinieblas exteriores. Allí será el llanto y el crujir de dientes» (Mateo 25, 14-30)
PARA MEDITAR
Siendo semillas hay dos actitudes ante la lluvia: dejarse inundar de su gracia, sonreír, hacer malabares con las tareas de cada día y vivir a todo color o esconderse, vivir de una manera gris, sin gracia, impermeable…
Dejemos que nos cale el Evangelio. Pongamos nuestros talentos al servicio para llenar de colores y alegría la tierra. En este tiempo de pandemia cada uno podemos hacer algo concreto para llenar nuestro mundo, nuestro entorno de un poco más de esperanza, que buena falta hace. Por eso, pongámonos con actitud disponible a la gracia de Dios.
El Señor nos da unos talentos, unos dones para que saquemos el máximo partido de ellos. Hemos de responder a lo recibido con agradecimiento y trabajo. Gratitud a Dios por lo que nos brinda. Y, luego, ponerse a trabajar con los talentos recibidos.
No somos los cristianos gente de esconder el talento. Lo ponemos al servicio de los demás. Esto requiere esfuerzo, entrega, constancia, disponibilidad… y, al final, la satisfacción del deber cumplido, de la entrega que se va realizando en el día a día, de la alegría de poner en juego lo que gratuitamente el Señor nos regala.
Así que, ¡adelante!, a aprovechar al máximo esos talentos con los que el Señor ha tenido a bien ponernos en este mundo para que se note que estamos en él.
ORAMOS
Sólo Tú sabes lo que has regalado a cada uno,
las capacidades que hemos de poner en marcha,
la tarea de ser único y original.
Nos invitas a negociar lo mejor de nosotros mismos,
nos impulsas a cumplirnos en plenitud,
nos quieres activos comprometidos con lo recibido.
Nos has creado irrepetibles,
has hecho maravillas en nosotros,
pero, inseguros y miedosos,
tiramos el proyecto que somos
o lo arrinconamos sin desarrollar.
Ayúdanos a multiplicar nuestras capacidades.
Impúlsanos a ser en Ti,
a vivir una vida plena,
a llenar el mundo de tu Amor.
jueves, 12 de noviembre de 2020
LOADO SEAS: EL HERMANO FUEGO
"Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche, y él es bello y alegre y robusto y fuerte."
¿Te atreverías a prenderle fuego a tu casa? Yo creo que mi pregunta suena a locura. Podríamos suponer que nadie en sus cinco sentidos se le pueda ocurrir tal barbaridad. Sin embargo, se ha comprobado que la mayor parte de los incendios forestales son provocados por personas que tienen algún interés económico en ello. Esta ambición los lleva a “quemar la casa que es de todos”, con sus bosques y sus selvas y toda la vida presente en ella. Tan solo los árboles son poderosas bombas de oxígeno, sin el cual no podríamos vivir nosotros ni tampoco los animales.
Greta Thunberg, adolescente activista a favor del clima, denunció: “Nuestra casa está en llamas”. Desde los ocho años ella veía y se enfadaba por los incendios forestales que ocurrían en su país, Suecia. Cuando cumplió 15 años decidió plantarse frente al parlamento y con un cartel exigió a las autoridades comprometerse en la lucha por el clima.
REZAMOS
Eterno Señor, y Creador de todas las cosas:
Seguiremos buscando fronteras,
para superarlas con tu Palabra
que tira muros, que ofrece puentes,
que forja encuentros.
Nuestra casa, el mundo, nuestro más, tu reino.
Pidiéndolo todo nos llamas de nuevo,
prometes hacer de nosotros fuego.
Así que arderemos, si Tú eres la lumbre
de hogueras que pongan calor en el frío,
fulgor en las brumas, de noche, sosiego.
Tras tu huella iremos,
dejando olvidados los malos amores,
intereses grises y quereres ciegos.
Por bandera, un todo, por causa los pobres, por fe, tu evangelio.
Con los pies de barro y la vida en juego
nos basta tu gracia para alzar el vuelo.
miércoles, 11 de noviembre de 2020
REFLEXIÓN: LA ORACIÓN
Orar es comunicarse con Dios, es dialogar con Él siempre y en todo lugar.
Jesús muchas veces oraba en compañía de sus discípulos. Lo hacía en diferentes lugares: en el campo, junto al lago, en alguna casa o en el templo de Jerusalén.
Como sabes, después que Jesús resucitó los discípulos se reunían para orar. Jesús también nos enseñó a orar así con la oración del Padre Nuestro.
Existen muchas formas de orar, por ejemplo: oración de alabanza, acción de gracias, para pedir un favor, oración de perdón, etc. Lo importante es que se puede orar sólo o en grupo, así se pone en práctica la fe, la esperanza y el amor.
Esta Oración ante el Crucificado de san Damián, brotó en los labios y en el corazón de Francisco durante los años de su proceso de conversión, hacia 1206. Es el más antiguo de sus escritos que nos ha llegado. La rezamos hoy todos juntos como ofrenda de nuestro amor a Dios.
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
martes, 10 de noviembre de 2020
CUENTO: LAS COSAS SIMPLES DE LA VIDA
Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo viera lo pobres que eran las gentes del campo. Estuvieron por espacio de un día y una noche completa en una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo:
- ¿Qué te ha parecido el viaje?
- Muy bonito, papi.
- ¿Has visto cómo puede ser tan pobre la gente? ¿Qué has aprendido?
- He visto que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina que llega de una pared a la mitad del jardín, ellos tienen un riachuelo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas muy caras en el patio, ellos tienen estrellas. El patio llega hasta la pared de la casa del vecino, ellos tienen todo el horizonte de patio. Ellos tienen tiempo para conversar y estar en familia; tú y mamá tenéis que trabajar todo el tiempo y casi nunca os veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo... y su hijo agregó:
- ¡Gracias, papi, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!
En este cuento, un hijo da una gran lección a su padre. Está claro que el dinero no da la felicidad. La riqueza de la gente del campo se encuentra en su interior, en su corazón. El niño se da cuenta de que un río o un horizonte no se pueden conseguir con dinero. Y en ese momento, el niño rico pasa a sentirse pobre.