Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
(Juan 14, 15-16.23b-26)
TESTIGOS DE ESPERANZA EN EL MUNDO.
Las aplicaciones de mensajería instantánea forman parte de nuestro día a día. Resultan muy útiles para transmitir avisos, documentos, tanto a nivel particular como para el trabajo, organizaciones… Pero a menudo recibimos tantos mensajes que no nos detenemos a leerlos bien, les echamos un vistazo y pasamos al siguiente, sin apenas darnos cuenta de lo que nos están diciendo. Y, lo que es peor, lo olvidamos con mucha rapidez.
El domingo celebraremos la Solemnidad de Pentecostés, el envío del Espíritu Santo, como escucharemos en la 1ª lectura: “Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar… se llenaron todos de Espíritu Santo”. Pentecostés cierra el tiempo Pascual y, como hemos estado diciendo ya desde el comienzo de la Cuaresma, en Pascua no sólo rememoramos algo que ocurrió hace tiempo, sino que actualizamos en nuestro ‘hoy’ lo que es y significa la Resurrección de Jesucristo.
Durante estas semanas hemos estado recibiendo muchos mensajes para ayudarnos a esta actualización, unos mensajes que también se han complementado con los que recibimos con motivo del Jubileo “Peregrinos de Esperanza”. Tantos mensajes, que corremos el peligro de pasar por ellos muy rápidamente y olvidarlos; para evitarlo, celebraremos Pentecostés.
En Pentecostés también actualizamos lo que es y significa, para quienes hoy somos y formamos la Iglesia, el envío del Espíritu Santo. Pentecostés supuso entonces el inicio de la misión evangelizadora y supondrá un nuevo impulso, especialmente para los laicos.
El domingo, simbólicamente, apagaremos el Cirio Pascual, símbolo de la Luz de Cristo Resucitado; pero eso no significa pasar a otra cosa y olvidar lo que hemos estado celebrando. El Señor nos deja el Espíritu Santo, que “será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho”, para que continuemos la misión a la que nos Él nos envía: ser “Testigos de Esperanza en el mundo”