SEMANA DE LA GRATITUD
REZAMOS DANDO GRACIAS
Gracias Padre Dios por mi familia y todas las personas que me cuidan y me dan su amor.
Gracias por las maestras y monitores del colegio y por las enfermeras y medicos que nos devuelven la salud.
Gracias por los amigos con los que paso muchos ratos del día, con los que juego, río y comparto.
Gracias por la tierra que es nuestra casa y por todas las personas, animales y cosas que hay en ella para que vivamos sanos y felices.
Gracias Señor.
Villancicos de HeyKids .es
https://www.youtube.com/playlist?list=PLMmiM_6WFEl82KiRQ9ziTYWCy-55j2heE
Villancicos de MundoCanticuentos
https://www.youtube.com/watch?v=WI2-bvd0mxM&list=PLBKAda9AzdghQG1kMIToV_c11dCd8Oqa7
El cuento de las cuatro velas de Adviento
Por fin había llegado el último domingo de adviento y en la casa lucían las cuatro velas de la corona de adviento, colocada sobre la mesa del comedor como cada año.
Ya era tarde, cerca de la media noche y en ese momento reinaba un silencio absoluto en el cuarto, y tal era el silencio, que se podía oír hablar aunque muy bajito a las velas.
La primera vela, la que más tiempo llevaba ardiendo, lanzó un profundo suspiro y con tristeza dijo -Me llamo PAZ. Mi luz brilla, pero los hombres no viven en paz. Ellos no me quieren- Y la vela empezó a perder poco a poco intensidad, hasta que terminó apagándose.
La segunda vela dijo entonces -Yo soy la luz de la FE, pero veo que aquí estoy de más. Los hombres ya no creen más que en cosas materiales, banales y en los divos y diosecillos de moda del momento. Ya no tiene sentido que siga encendida- Y poco a poco se fue apagando.
La tercera vela dijo con voz mustia y apagada -Yo soy el AMOR, y ya no tengo fuerzas para seguir luciendo. Los hombres me han echado a un lado, solo se fijan y piensan en sí mismos y no en los demás, sin darse mutuamente cariño y amor- Y al momento también se apagó.
A esto entró el pequeño de la casa cantando alegre en la habitación, para ver por última vez en la noche las velas de la corona encendidas y... mirando primero asombrado y luego entristecido, dijo con voz apesadumbrada -Pero bueno, ¿qué os pasa velas?, vosotras tenéis que lucir y no iros apagando poco a poco una a una-.
Entonces se oyó decir a la cuarta vela con voz tranquila, firme y segura, al ver al niño con lágrimas en los ojos y a punto de llorar -¡No tengas miedo! Mientras yo luzca y esté encendida nada está perdido, pues podremos encender nuevamente a las otras velas, pues mi nombre es... ESPERANZA-.
Entonces sonrió el niño y cogiendo una cerilla apagada que había encima de la mesa, la acerco a la vela encendida, la que se decía llamar Esperanza, la prendió y acercándola una a una a las otras tres velas, consiguió que todas volviesen a arder y lucir, quizás con más fuerza y brillo que antes.
ADVIENTO 2020: DIOS VIENE A CASA
Jesús, empezamos hoy el camino hacia la Navidad.
Queremos celebrar con
mucha alegría tu venida entre nosotros.
Queremos que la fiesta de tu
nacimiento nos enseñe a quererte más,
y a amar de verdad a todos los que
están a nuestro alrededor.
Jesús, te pedimos que sepamos vivir la
Navidad que se acerca
como tú quieres que vivamos.
Jesús, sé que estás buscando una casa caliente para estas Navidades.
Yo te doy mi corazón, para que puedas estar a gusto y no tengas frío.
Ven, Jesús, a mi vida. Tráeme tu amor y alegría.
Que en la casa de mi corazón puedan caber todos,
Tú, mis padres, mis hermanos y mis compañeros.
REZAMOS
Querido Jesús:
ayúdanos a amarnos
y a
respetarnos unos a otros.
Que sepamos aceptar las diferencias
y
buscar siempre lo que nos une
antes que lo que nos separa.
Ayúdanos a que dejemos ser a los demás como son
y no como nosotros
queremos que sean.
Ayúdanos a respetar a los demás
sean como sean,
piensen como piensen y digan lo que digan.
Querido Jesús:
Gracias por todos los dones
que me regalaste.
Gracias por mi familia,
por mis parientes,
por mis amigos,
por las posibilidades que me ofreces,
por conocerte y amarte.
Gracias, Jesús,
porque me muestras tu amor
en el cariño de los demás.
Te quiero pedir que me ayudes
a ser generoso
y a compartir toda mi vida
con los demás.
Que no me guarde nada
de lo bueno que hay en mí.
Quiero multiplicar
lo que recibí de tus manos
y brindar lo mejor de mi persona
a todos los que me rodean.
Ayudame a dar muchos frutos.
Jesús quiero ser cada día
un poco más parecido a ti.
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