"Migrar debería ser siempre una decisión libre,
pero, de hecho, en muchísimos casos, no lo es».
Y, entre los motivos a los que alude el Papa
para explicar el porqué de esta afirmación,
están los conflictos, los desastres naturales,
las persecuciones, o la miseria;
«la imposibilidad de vivir una vida digna
y próspera en la propia tierra de origen,
que obliga a millones de personas a partir."
Una jornada, instituida en 1914 como una «ocasión para expresar nuestra preocupación por las diferentes categorías de personas vulnerables que se desplazan; para rezar por ellas mientras afrontan numerosos desafíos; y para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones», según informan desde el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.
En esta ocasión, la Jornada, lleva por lema "LIBRES PARA ELGIR SI MIGRAR O QUEDARSE" Porque, según explican desde el Dicasterio «la decisión de migrar no es siempre una decisión libre». En el mundo actual, explican, miles de personas se ven obligadas a huir de su patria en busca de perspectivas de vida mejor para sí mismos o para sus familias, o, simplemente, para sobrevivir.
El llamado “derecho” a no tener que emigrar, se refiere, según el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, al derecho fundamental de todo individuo «a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona». En otras palabras, «a llevar una vida digna en su país de origen».
Y si ese derecho no se garantiza, se hace aún más imprescindible el derecho todas las personas a «circular libremente para buscar una vida mejor».
Francisco hace mención a la necesidad de hacer un esfuerzo para «garantizar a todos una participación equitativa en el bien común, el respeto de los derechos fundamentales y el desarrollo humano integral».
Para ello, el Papa apela principalmente a la responsabilidad de los países de origen de la migración y a sus gobernantes «llamados a ejercer la buena política, transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables».
En su mensaje por Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2023, el Pontífice se refiere también a la necesidad de que las personas que hayan decidido libremente migrar, reciban la información suficiente para evitar ser víctimas de «ilusiones peligrosas o de traficante sin escrúpulos».
El Tiempo de la Creación es la celebraci6ón cristiana anual para orar y responder juntos al clamor de la Creación: la familia ecuménica de todo el mundo se une para escuchar y cuidar nuestra casa común, el Oikos de Dios.
La "Celebración" comenzó el 1 de septiembre, Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y terminará el 4 de octubre, Fiesta de San Francisco de Asís, patrón de la ecología querido por muchas confesiones cristianas.
Como Pueblo de Dios, se nos invita a participar activamente sensibilizándonos sobre el tema, y sobre cómo responder al grito de la creación allí donde el Señor nos llama en nuestros contextos diversos.
TEMA 2023
Este año nos uniremos en torno al tema "Que la justicia y la paz fluyan".
El mundo que los humanos han conocido, disfrutado y celebrado esta cambiando rápidamente sin remedio. La biodiversidad se esta perdiendo a un ritmo jamás visto desde la ultima extinción masiva. La esperanza de mantener el aumento de la temperatura media en 1,5 grados centígrados se desvanece. El futuro de los jóvenes esta amenazado por los efectos multiplicadores de la perdida de biodiversidad y el cambio climático. La industrialización, la colonización y la extracción y el consumo de recursos han creado una gran riqueza, desigualmente distribuida. Actualmente somos mas conscientes que nunca de la relación entre los combustibles fósiles, la violencia y la guerra.
La urgencia crece y debemos hacer visible la paz con la Tierra y en la Tierra, al mismo tiempo que la justicia nos llama al arrepentimiento y a un cambio de actitud y de acciones. En lugar de desesperación, se puede crear esperanza si trabajamos juntos como Pueblo de Dios. Por el infinito amor y misericordia del Creador, pueden surgir arroyos en el desierto. Se puede construir una economía de paz en lugar de una economía basada en el conflicto.
Nuestras oraciones, deben reclamar justicia no solo para los seres humanos, sino para toda la Creación. La justicia, aliada con la paz, nos llama a arrepentirnos de nuestros pecados ecológicos y a cambiar nuestras actitudes y acciones. La justicia exige que vivamos en paz, no en conflicto con nuestros vecinos humanos, y construyendo relaciones correctas con toda la Creación.
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