martes, 1 de octubre de 2024

SEMANA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 2024 - MATERIALES PARA CELEBRAR LA FIESTA


PARA VER LA ENTRADA 
COMPLETA HAZ CLICK EN EL TÍTULO 
INTRODUCCIÓN
CANTAR LA CREACIÓN
de Dios es un elemento esencial de nuestra fe. La doctrina social de la Iglesia incluye el cuidado de la creación de Dios como uno de sus siete temas. Como somos responsables de la creación, nuestras acciones muestran al Creador que respetamos toda la vida y nos preocupamos por todas las personas. Responder a este llamado significa aceptar la responsabilidad de proteger la creación de Dios, al respetar y proteger el medio ambiente para las generaciones futuras.
Como cristianos y Franciscanos, todos debemos comprometernos a salvaguardar el medio ambiente y esforzarnos por aumentar nuestro amor por todas las maravillas naturales de Dios, como así lo hiciera Francisco en su tiempo.
La encíclica del Papa Francisco, Laudato Si': Sobre el cuidado de la casa común fue la primera encíclica dedicada por completo al tema de los problemas ambientales. Inspirado por el Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís, "Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre Tierra, la cual nos sostiene y nos gobierna", la encíclica demuestra que los problemas ambientales son una prioridad del papado del Papa Francisco. Escrito para "todas las personas que viven en este planeta", el Papa Francisco ha pedido a los ciudadanos del mundo que reconozcan, conversen y asuman una responsabilidad personal para enfrentar los desafíos ambientales.

MATERIALES: (REFLEXIONES, ACTIVIDADES...)


INFANTIL

PRIMARIA

OTROS MATERIALES:
PAG. 140 AGENDA ESCOLAR           PAG. 190 AGENDA ESCOLAR



SECUNDARIA-BACHILLERATO

OTROS MATERIALES:
RESUMEN VIDA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS (8MIN 25 SEG)
PELÍCULAS COMPLETAS SAN FRANCISCO DE ASIS:










"EL CENTENARIO DEL CÁNTICO"
En 2025, celebramos la creación del cántico más hermoso que se ha escrito sobre la CREACIÓN de Dios por parte de Francisco de Asís. El primer poema en italiano que nos ofrece la síntesis de la experiencia vital y mística del Santo de Asís: el Centenario del Cántico. San Francisco describe a todas las criaturas salidas del corazón de Dios que le tienen a Él como Padre. Es el escrito más cantado, pintado y representado de la tradición franciscana.


UN NUEVO COMIENZO "CANTANDO LA VIDA" CURSO 2024-2025



En 2025 celebraremos el VIII Centenario de la composición del Cántico de las criaturas, un texto que no surge en una mañana de primavera del corazón de un joven hombre a quien sonreía la vida, sino cuando Francisco yacía enfermo en San Damián tras haber recibido en su frágil cuerpo las marcas de Jesús. La alabanza de Francisco se dirige a Dios, no a las criaturas, por eso lo que celebramos no es un canto ecológico, sino creyente. 
Las diversas alabanzas del Cántico hablan bien de Dios, lo bendicen y proclaman su gloria por medio de todas las criaturas que ofrecen muchos motivos de agradecimiento, por su belleza, utilidad y su significado. En el pensamiento de Francisco, ser hermano y hermana implica un único origen que es justamente Dios Padre, el «Altísimo, omnipotente, buen Señor», del cual todas las criaturas proceden y al cual vuelven. 
En el cartel de este año aparece san Francisco en actitud de alabanza, envuelto por una melodía formada por notas musicales que nos recuerdan el origen musical del texto
Se cree que en su origen el Cántico estaba provisto de acompañamiento musical, compuesto por el propio Francisco, pero hoy perdido. No tenemos esa música original, la que habría utilizado Francisco, y según la tradición, los hermanos León y Ángel, para entonarlo por primera vez. De fondo aparecen algunos símbolos que nos remiten a los distintos elementos que aparecen en el Cántico: sol, luna, estrellas, agua, fuego, hojas, viento, tierra… La onda musical que rodea a Francisco bien podría ser el amor de Dios que envolvió toda su vida y que dio origen a su universal canto de alabanza.

Francisco de Asís está ya casi completamente ciego cuando compuso hace 800 años el Cántico de las Criaturas. Sin embargo, con una mirada de fe y rebosante de gratitud, contempla las maravillas de la creación y logra percibir la presencia del Creador que les da sentido. Todas las criaturas son hermanos y hermanas porque son obra y regalo del mismo Autor. Todas juntas constituyen el coro de la creación, que contempla, alaba y agradece a Dios creador. 
El Cántico es la expresión y el resumen de la vida del Poverello que quiso parecerse en todo a Cristo. Su fe en Dios Padre se convierte en un canto de alabanza que proclama la fraternidad de todas las criaturas y su belleza. Celebrar el centenario del Cántico de las criaturas nos lleva a un cambio radical en nuestra relación con la creación, que consiste en sustituir la posesión por el cuidado de nuestra casa común, viviendo cada uno su relación con las demás criaturas como un hermano, que se detiene ante la creación, admira su belleza y cuida la vida. La crisis ecológica actual nos revela que el entorno humano y el natural se conservan y embellecen juntos, de la misma manera. Cuidar la casa común y descuidar la casa interior, nuestro corazón, no es el camino correcto: necesitamos una conversión ecológica e integral al mismo tiempo. En este octavo centenario se nos invita a todos a proponer nuevamente a la sociedad contemporánea «el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo» (Laudato si’ 11). Que vivamos “Cantando la Vida”

TEXTO BASE:
Nosotros que vivimos con el hermano Francisco… nosotros: León, Rufino, Silvestre, Clara… le escuchamos cantar muchas veces. No tenía una gran voz, pero cuando cantaba se asomaba el alma a su garganta. Cantaba con pasión. Así lo veíamos. No os diremos nada de las canciones de nuestra juventud, en aquellas juergas que montábamos por las calles de Asís. Los vecinos estaban aborrecidos porque rompíamos sin miramientos el silencio de la noche. Eran canciones fruto del vino y del jolgorio. Su padre Pietro, que hacía negocios de telas con la Provenza, le enseñó algunas cancioncillas en francés. Las cantaba cuando estaba particularmente contento. Al volver de estar con el papa de Roma cuando nos dio su bendición, iba Francisco por el valle de Rieti cantando en francés. Nosotros escuchábamos aquella melodía medieval que dice: “Douce dame Jolie…” (Dulce y bella dama). La habíamos cantado muchas veces; pero entonces era como si se la cantara a otra dama. Había momentos en que no se podía contener. Es cierto eso que dicen sus biógrafos de que, lleno de una alegría imparable, cogía dos palos del camino y los frotaba como si fuera un violín acompañando su canto. Su rostro era otro; su mirada tenía el brillo de los ojos de los niños. Pero su mejor canto fue, sin duda, el que vosotros llamáis el “Cántico de las criaturas”. Él lo llamaba el canto a “Messor Sole” (Señor Sol). Es cierto que lo fue componiendo, poco a poco, a lo largo de su vida. Pero fue al final, cuando más enfermo estaba, cuando le dio el toque definitivo. Es un canto que se abre paso a través de las lágrimas, que brota de las horas de más densa penumbra, que se yergue sobre el dolor y la pena. Cuando peor se encontraba, se sentó y cantó. Cantó al Dios que se hace humano, que se sitúa en lo más bajo de la creación para reconocer su dignidad. Cantó al coro de lo creado, la hermosura que reside en la conjunción y belleza de ese coro al que Dios mismo ofrece su amor y se anonada en él. Vio que la contemplación de la creación no puede hacerse sin espíritu de familia y ello mismo le llevó a ver que no es lícita ninguna violencia contra familiares, por lo que es preciso tratar a la creación con el cuidado esencial del amor. Para Francisco, cantar a las creaturas no puede hacerse sin anhelar esa conciencia cósmica de fraternidad. La creación y el canto fueron el consuelo que, a veces, le negamos los mismos hermanos. Cuentan que Francisco, cuando estaba para morirse, pidió a un hermano músico que aliviara su dolor tocando para él, pero el superior se lo prohibió porque los vecinos iban a pensar que los frailes estaban de fiesta. Pero también cuentan que por la noche, un ángel del cielo tocó para él la más dulce de las melodías. Lo que sí sabemos cierto es que recibió a la muerte cantando. ¡Manera única de recibir a quien tanto se teme! Es que él ya había entendido aquello del evangelio sobre la alegría que nadie os podrá arrebatar. El canto de Francisco sobrenadaba las dificultades de la vida y conectaba con el amor a Jesús y a sus hermanos, amor limpio y fresco como las aguas más escondidas de la montaña. Cantó porque amó



No hay comentarios:

Publicar un comentario