miércoles, 29 de abril de 2020

CREEMOS: CREO EN LA VIDA ETERNA

Jesús sufrió libremente la muerte por nosotros, pero al resucitar nos regaló su misma vida.
Creemos que, del mismo modo que Él ha resucitado de entre los muertos y vive para siempre, también dará vida a nuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en nosotros.
La resurrección de la carne significa que no sólo habrá vida del alma inmortal, sino que también nuestros cuerpos mortales volverán a tener vida, igual que el de Jesús.
Francisco de Asís vivió profundamente el sentido de la vida, de la muerte y de la resurrección. Por eso escribió en su Cántico de las Criaturas: «Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar».

REZAMOS
Padre de la vida,
creo en ti y que en ti resucitaremos a una vida nueva.
Creo en la resurrección y en la vida eterna.
Creo que sólo tú eres la fuente de vida verdadera y por ello te doy gracias:
¡Gracias por las noches tranquilas y por las inquietas horas oscuras!
¡Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías!
¡Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste!
¡Gracias por la soledad, por el trabajo!
¡Gracias por las dificultades y por las lágrimas!
Te pido fe para verte y reconocerte en todo:
esperanza para no desfallecer.
Caridad perfecta en todo lo que haga.
Dame también buenas dosis de paciencia y de humildad.
Dame desprendimiento y la capacidad de poner a los demás en el centro de mi vida.
¡Que podamos amarte cada vez más y hacerte amar por los que nos rodean!
Amén.


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