Después de morir, se dejó ver por todos aquellos que más le quisieron y le acompañaron hasta la cruz y los animó a continuar hablando de Dios. Todos ellos lo vieron como una gran luz que
iluminaba su camino. Dejaron de estar tristes y siguieron caminando para dar la buena noticia a todos los que querían escucharlos.
El mensaje de Jesús no murió. Después de su muerte y su resurrección, sus amigos continuaron alegres y valientes, con mucha fuerza y aún hoy lo sentimos y lo seguimos.
Jesús quiere que todos lo veamos y vuelve lleno de fuerza. Nosotros lo notamos vivo, como si viéramos una gran luz. Todos nosotros queremos seguir sus huellas.
Padre del cielo, te damos gracias porque nos has enviado tu hijo Jesús y lo has dejado para siempre entre nosotros. Todos queremos gritar: ¡Viva!, Jesús ha resucitado, ¡Aleluya!
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