El Sacramento de la Reconciliación es como un camino que Dios hace en nosotros. Dios a través de su Espíritu nos conduce a la reconciliación. Es Él que nos hace regresar a su casa.
La Iglesia nos muestra el rostro misericordioso de Dios y necesitamos de su mediación. El sacerdote es mediador no para saber nuestros pecados, sino sobre todo para ser instrumento visible del Perdón que Dios nos regala.
Confesarse es un encuentro de misericordia y de paz. Un encuentro que produce una alegría interior por sentimos perdonados y animados a superamos en nuestra vida.
REZAMOS
Padre Bueno, que te identificas con los necesitados,
con los que buscan tu rostro con sinceridad,
con los que reconocen la necesidad de convertir su corazón…
perdona mis incoherencias, mis infidelidades, mis faltas y errores.
En este tiempo de Pascua concédeme tu perdón por medio de Jesús,
que vino a llamar a los pecadores, a buscar la oveja perdida,
a defender a los pobres, a perdonar a los arrepentidos…
y nos dio la vida con su Resurrección.
Padre Bueno, que al celebrar esta Pascua,
unidos a todos los que marchan por la senda del evangelio,
volvamos nuestra vida hacia Ti,
Dios Padre, único y verdadero. Amén.
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