EVANGELIO DEL DOMINGO: HACER LA VOLUNTAD DE DIOS
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; se acercó al primero y le dijo: Hijo, vete a trabajar hoy a la viña. Y él respondió: No quiero. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al otro hijo y le dijo lo mismo, y éste respondió: Voy, señor; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?». Le contestaron: «El primero». Jesús dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que vosotros. Porque Juan vino por el camino de la justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las prostitutas han creído en él. Pero vosotros, aun viendo esto, no os habéis arrepentido ni creído en él». Mateo 21, 28-32
PARA MEDITAR
Como dice Jesús: ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Todos tenían claro que el primero, el que dijo que no iba a hacer nada y luego lo hizo. Nuevamente, cuando nos presentan una parábola todo lo tenemos claro, pero cuando llega la realidad puede que no hagamos lo que decimos, que a veces estoy atento a los demás, pero a la hora de la verdad no hago nada por otras personas. Vamos a fijarnos hoy en esto, vamos a reflexionar si somos personas que digamos lo que digamos, estamos cercar de las personas que sufren o que nos necesitan.
PARA HACER VIDA EL EVANGELIO
- Escribe una situación en la que hayas ayudado a otra persona que necesitaba tu ayuda.
- ¿Eres al final de los que te comprometes o de decir una cosa y hacer otra?
- Escribe un compromiso para que esta semana seas una persona más atenta a las cosas que te piden tus padres.
ORACIÓN
Para Ti, Señor, los primeros serán los últimos.
Nosotros nos afanamos en tener poder,
en brillar, en triunfar, en ganar y en llegar.
Competimos en todo, desde que somos niños,
y Tú, nos invitas, a que nos relacionemos en igualdad.
Dices que sirva a todos quien quiera ser el primero.
Nosotros, en cambio, queremos ser servidos ¡y bien!
Somos exigentes con las personas,
intentamos que nos hagan lo más posible,
y Tú te echas al suelo y lavas los pies a tus amigos.
Urge que cambiemos de código, de baremo, de estilo.
Tenemos que vivir a tu manera:
comenzar a bajar, en lugar de trepar
y construir contigo la gran fraternidad,
que es lo único que nos puede salvar.
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