Esta canción de Morat nos recuerda que hay que querer a las personas como quieren ser queridas, no como nosotros queremos quererlas.
Debes amar la arcilla que va en tus manos.
Debes amar tu arena hasta la locura.
Y si no, no la emprendas que será en vano.
Sólo el amor alumbra lo que perdura,
sólo el amor convierte en milagro el barro.
Debes amar el tiempo de los intentos.
Debes amar la hora que nunca brilla.
Y si no, no pretendas tocar lo yerto.
Sólo el amor engendra la maravilla,
sólo el amor consigue encender lo muerto.
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