Si el amor nos hiciera poner
hombro con hombro,
fatiga con fatiga
y lágrima con lágrima.
Si nos hiciéramos unos.
Unos con otros.
Unos junto a otros.
Por encima del oro y de la nieve,
aún más allá del oro y de la espada.
Si hiciéramos un bloque sin fisura
con los seis mil millones
de rojos corazones que nos laten...
¡qué hermosa arquitectura
se alzaría del lodo!
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