María es la Madre buena que cuida y se preocupa de sus hijos, con amor solícito y personal. Sus manos de Madre, guían y orientan nuestros pasos en el difícil camino de la vida. Ella acoge con infinita ternura a todos sus hijos, y tiene predilección por los que se pierden, por los pequeños y los desvalidos.
María ofrece apoyo y ayuda a nuestros cansancios, a nuestras fatigas y dificultades; es fortaleza en el camino. A su lado, el camino se hace corto. Ella nos guía y acompaña con misericordia y ternura.
Queremos sentir siempre: la limpieza de su mirada, el amor de su corazón de Madre, la acogida de sus manos maternales, y la fortaleza de su cayado, para dirigir nuestros pasos hacia su Hijo Jesús.
María, Divina Pastora,
que tus manos de Madre guíen y orienten nuestros pasos
en el difícil camino de la vida.
Condúcenos con tu inmensa ternura y misericordia,
haznos fieles al seguimiento de tu Hijo,
fieles discípulos como tú, Madre amada,
que siempre has guiado a tus hijos a su encuentro.
haznos fieles al seguimiento de tu Hijo,
fieles discípulos como tú, Madre amada,
que siempre has guiado a tus hijos a su encuentro.
Danos fortaleza en nuestros cansancios,
auxilio en nuestros problemas y necesidades,
líbranos del mal y del enemigo que podamos encontrarnos,
y haz que rechacemos la envidia y el odio.
Divina Pastora, Virgen santa,
que con tu ayuda podamos vivir con fe, esperanza y amor,
que arda en nuestros corazones la virtud de la caridad
para con toda la gente que nos rodea. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario