lunes, 29 de enero de 2024

30 DE ENERO - DÍA ESCOLAR DE LA NO VIOLENCIA Y LA PAZ

 


"No hay camino para la paz: 
la paz es el camino".
- Mahatma Gandhi -
El 30 de enero se celebra este día, dedicado a conmemorar en los centros educativos una cultura de no violencia y paz. El DÍA ESCOLAR DE LA NO VIOLENCIA Y LA PAZ, también conocido como DENIP

La implantación de esta fecha se debe a la iniciativa del maestro, poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal. El fin de esta celebración es concienciar al alumnado de la necesidad de resolver los conflictos de una manera no violenta, a través de la cultura de la Paz.

La educación en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no-violencia y la paz son motivos para recordar el 30 de enero. En el DENIP, los centros educativos se comprometen como defensores de la paz y entendimiento entre personas de distinta procedencia y modos de pensar.

En ese día se celebra el aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi (India, 1869-1948), líder pacifista que defendió y promovió la no violencia y la resistencia pacífica frente a la injusticia y que fue asesinado por defender estas ideas. Celebramos los 155 años de su nacimiento

Una educación inspirada en una cultura de no violencia y paz permite a nuestro alumnado adquirir conocimientos, actitudes y competencias que refuercen su desarrollo como ciudadanos globales críticos y comprometidos con sus derechos y los de otras personas.

El Día de la Paz, por su temática general de no violencia, resolución de conflictos y convivencia, puede trabajarse en todos los niveles educativos desde Educación Infantil hasta Bachillerato.

Una de las cualidades más hermosas de los seres humanos es la comunicación; nos permite entendernos, colaborar, expresar emociones y sentimientos y sentirnos comunidad.

Dentro de todas las formas de comunicación, la palabra constituye el elemento más importante y el más utilizado. El poder de la palabra nos convierte en seres, hijos e hijas de la Plenitud Absoluta.  Como dice el inicio del evangelio de Juan:


 
“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”

En este DENIP, 30 de enero de 2024, vamos a reflexionar sobre la luz y la oscuridad que pueden proyectar las palabras; centrándonos sobre todo en su efecto curativo, sanador de las heridas emocionales y existenciales que todos los seres humanos arrastramos en nuestra existencia.


El poder de las letras
Cada letra se constituye como una clave que avanza a pasos agigantados conformando palabra tras palabra, conduciendo a un conjunto de frases que suelen dar vida a una página. Las páginas pueden ser fuente de inspiración si ahondamos en el significado de cada elemento que la conforma. Su mensaje puede resultar más poderoso de lo que imaginamos y posee la capacidad de influir enormemente en nuestra concepción del mundo desde un punto de vista general.

Las letras suelen perdurar en el tiempo cuando reflejan el sentido de la universalidad humana, de manera que cualquier individuo logre una clara identificación con aquello que lee. No podemos olvidar que la lectura es un recurso a través del cual un ser humano puede forjar su propia percepción acerca de la vida en sí misma, y dicha percepción repercutirá en su desenvolvimiento futuro.

Asimismo, las letras representan una especie de sendero para aquellos cuyas mentes transitan entre la sensibilidad más pura y el deseo de retratar la belleza lírica de acuerdo a sus ideales. Son aquellos que plasman cada fragmento de su alma por medio de las palabras y, en forma de poesía, sus escritos se asumen como una creación inigualable que abre las puertas al poder de la imaginación en todos los sentidos.

Toda persona siente la necesidad de expresar sus sentimientos e ideas, pero estos no siempre se canalizan a la primera. Es en este instante cuando el papel puede cobrar una notable relevancia en la resolución de los conflictos internos, y nos permite navegar por la intimidad de nuestros pensamientos sin ser juzgados por nadie más. Con la escritura se alivian los pesares más profundos, pero también se rememoran las más grandes alegrías. La complejidad humana parece encontrar un lugar para el desahogo mientras aprende a darle rienda suelta a sus emociones sin ningún tipo de atadura, y así de grande y especial puede llegar a ser el poder de las letras.











ORACIÓN
Señor Jesús, adoramos tu cruz,
que nos libra del pecado, origen de toda división y de todo mal;
anunciamos tu resurrección,
que rescata al hombre de la esclavitud del fracaso y de la muerte;
esperamos tu venida gloriosa,
que realiza el cumplimiento de tu reino de justicia, de gozo y de paz.

Señor Jesús, por tu gloriosa pasión,
vence la dureza de los corazones, prisioneros del odio y del egoísmo;
por el poder de tu resurrección,
arranca de su condición a las víctimas de la injusticia y de la opresión;
por la fidelidad de tu venida,
confunde a la cultura de la muerte y haz brillar el triunfo de la vida.

Señor Jesús,
une a tu cruz los sufrimientos de tantas víctimas inocentes:
los niños, los ancianos, los cristianos perseguidos;
envuelve con la luz de la Pascua a quienes se encuentran profundamente heridos:
las persone abusadas, despojadas de su libertad y dignidad;
haz experimentar la estabilidad de tu reino a quienes viven en la incertidumbre:
los exiliados, los refugiados y quienes han perdido el gusto por la vida.

Señor Jesús,
extiende la sombra de tu cruz sobre los pueblos en guerra:
que aprendan el camino de la reconciliación, del diálogo y del perdón;
haz experimentar el gozo de tu resurrección a los pueblos desfallecidos por las bombas: arranca de la devastación a Irak, Siria, Ucrania, Gaza, Burkina Faso;
reúne bajo la dulzura de tu realeza a tus hijos dispersos:
sostén a los cristianos de la diáspora y concédeles la unidad de la fe y del amor.

Virgen María, reina de la paz,
tú que estuviste al pie de la cruz,
alcánzanos de tu Hijo el perdón de nuestros pecados;
tú que nunca dudaste de la victoria de la resurrección,
sostén nuestra fe y nuestra esperanza;
tú que has sido constituida reina en la gloria,
enséñanos la majestad del servicio y la gloria del amor.

Amén.

Papa Francisco, Oración del Santo Padre por la paz


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