Dios amoroso, ayúdanos a dar refugio a todos los animales y plantas con los que convivimos. Ayúdanos a estar atentos a todo lo que has hecho. Dios, en quien subsiste toda la creación,
Ayúdanos a escuchar como lo haces tú.
Dios amoroso, estás presente en tu creación y buscas curar sus heridas. Se te puede encontrar caminando por el jardín. Abre nuestros ojos para verte a ti, el jardinero. Dios, que está presente con tu creación,
Ayúdanos a estar presentes también.
Dios amoroso, a menudo abandonamos tu creación y provocamos sus heridas. Ayúdanos a seguir tus pasos y a aprender a caminar por el jardín como tú. Dios, que está presente con tu creación,
Ayúdanos a estar presentes también.
Dios amoroso, que escuchas cada voz, conoces cada grito de injusticia y estás atento al sufrimiento de la tierra: enséñanos a escuchar. Trae la curación a nuestras vidas, para que podamos proteger el mundo y no depredarlo, para que escuchemos el mundo que has creado y no nos cerremos a él. Revélanos las formas en las que no hemos escuchado tu voz en la forma en que tratamos la tierra. Dios, que escucha a todo ser vivo,
Ayúdanos a escuchar como lo haces tú. Amén.
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