viernes, 16 de junio de 2023

EVANGELIO DEL DOMINGO: LOS LLAMÓ POR SU NOMBRE

En aquel tiempo, al ver Jesús a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis. (Mateo 9, 36-10, 8)

Jesús les dice a sus discípulos que la mies es abundante y que los obreros son pocos. Jesús les dice que es necesario que haya más personas como los discípulos para anunciar el Evangelio por todo el mundo.

Luego nos dice el Evangelio que fue llamando a los Doce. Y el Evangelio nos los nombra uno por uno, para que quede claro que cada uno es único, que no hay dos discípulos iguales, y que Jesús quiere a cada uno de ellos de forma especial. En la Iglesia todos somos importantes y necesarios y cada uno de nosotros puede aportar algo nuevo y distinto. Hacen falta muchas personas en la Iglesia para anunciar el Evangelio. Todos somos importantes y necesarios.

Y les dice que vayan a buscar a las ovejas descarriadas, a las personas que más necesitan de Él. Los discípulos tenían una misión, como tenemos cada uno de nosotros. Tenemos que anunciar a toda la gente que podamos que Jesús es lo mejor que podemos tener en nuestras vidas. Y que somos las personas que debemos transmitir la fe a otras personas que no son creyentes o que no han descubierto del todo lo bueno que es ser creyente.

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