En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó: «Está escrito: "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"». Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras"». Jesús le dijo: «También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"». De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto"». Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían. (Mt 4, 1-11).
- Jesús es tentado por el diablo, como cualquiera de nosotros. Seguro que todos queremos comer inmediatamente cuando tenemos mucha hambre, o nos gustaría no tener que sufrir por nada y que nadie nos complicara la vida con sus problemas, o que pudiéramos tener muchas cosas sin esfuerzo. ¿Te ha pasado algo parecido?
- Jesús sabe que somos débiles y caemos en las tentaciones. Y que nuestro corazón necesita convertirse, cambiar. Hoy Jesús nos invita a conectarnos a lo que de verdad puede llenarnos el corazón: su Palabra. “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
- Esta semana toma el compromiso de ir dando pasos en este camino de cuaresma y estar atento a la Palabra de cada domingo, para que Jesús pueda ir CONVIRTIENDO y llenando tu corazón.
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