Estoy sentado con los ojos cerrados…Me voy alejando de los ruidos y preocupaciones, comienzo a visualizarme con todo tipo de detalles descendiendo por un camino que desemboca en la playa…
Me veo recorriendo el camino… hace un día cálido, el sol me calienta y la sensación es agradable…Siento como los pies se hunden levemente en la arena caliente y me gusta, es una sensación agradable, muy agradable…
Veo el azul del cielo… tengo la sensación de estar rodeado de azul un azul que me relaja y me llena, me invade y me sosiega…
Percibo los olores salobres del mar, de la arena, escucho el sonido del viento al filtrarse entre las hojas de unos árboles cercanos…
Me tumbo en la arena caliente y me relaja, los granos de arena comunican su calor a mi espalda y disuelven la tensión como un azucarillo se disuelve en agua caliente…
Junto a mí, tumbados en la arena, a lo largo de la playa, siento a todos mis compañeros de clase. Están disfrutando del mismo sol, del mismo aroma, de la misma brisa…
El mismo sonido del viento entre las hojas nos relaja… El mismo sol, nos hace a todos iguales, nos sentimos cercanos, nos sentimos humanos, nos sentimos hermanos…
Me permito permanecer en este estado unos momentos, sintiendo la conexión y la calma compartidas y me preparo para abandonar el ejercicio…
Regreso a la clase, y tomo conciencia del estado de relajación en que me encuentro, cerca de mi otros compañeros han vivido algo parecido, nos miramos y sonreímos.
Volvemos al jaleo y la rutina del día, pero sabemos que hay algo que nos conecta, que en nosotros hay una paz que nos hace iguales, nos hace a todos hermanos.
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