En ese caminar, nos guía la Doctrina Social de la Iglesia desde la reflexión del Papa: «Si hay que empezar será desde los últimos».
También nos ayuda el propósito de «poner fin a la pobreza y el hambre en todas sus formas y dimensiones, y de velar porque todos los seres humanos puedan realizar su potencial con dignidad e igualdad y en un medio ambiente saludable, sin dejar a nadie atrás», recogido en los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Por eso, decididos a luchar contra la desigualdad para lograr un mundo de personas libres de pobreza y hambre:
- DENUNCIAMOS que la brecha de desigualdad sigue creciendo en nuestro mundo.
- DEMANDAMOS que se limen las desigualdades que atentan contra la dignidad humana; impiden que cada persona pueda vivir con las necesidades básicas cubiertas y con sus derechos fundamentales garantizados y son contrarias a las más hondas convicciones creyentes.
- PROPONEMOS que institucionalmente se fomente el trabajo digno, en el que se respeten los derechos de los trabajadores, de manera especial, el derecho a un salario justo.
Invitamos a toda la sociedad a trabajar para hacer que «el pan abunde en la mesa de la humanidad», logrando así un mundo donde las personas vivamos libres de pobreza, hambre y desigualdad.
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