viernes, 12 de febrero de 2021

EVANGELIO DEL DOMINGO: JESÚS NOS QUIERE Y NOS CURA

Se le acercó un leproso y arrodillándose le suplicó: “Si quieres, puedes sanarme”. Él se compadeció, extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Lo quiero, queda sano”. Al punto se le fue la lepra y quedó sano.

De nuevo Jesús extiende la mano y toca. Toca a la persona enferma, de lepra. Toca al marginado, al que no tiene lugar en la sociedad, al que está apartado, el que no tiene futuro porque encima se ha quedado sin porvenir.

Jesús toca el dolor de la humanidad en el enfermo de lepra, en ese hombre concreto, con su historia o con su historia tan destrozada como su propia piel.

Y, sin embargo, Jesús es el único que puede restaurar la obra de arte del hombre que queda devuelta a las manos del Creador.

A mí me recuerda, claro, a san Damián y a tantos “damianes” en el mundo que se acercan continuamente a los que sufren, a pesar de lo desfigurado que pueda estar el rostro, el cuerpo, la memoria o lo que sea. También a tantos que a través de Manos Unidas construyen puentes de sanación y fraternidad en medio de los más vulnerables del planeta.

Gracias, Señor, por tendernos la mano una vez más. Por decirnos: “(Te) quiero, queda limpio”.

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