Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Marcos 9,2-10
PENSAMOS. Subimos al monte Tabor a encontrarnos con el Señor, ESCUCHAMOS su Palabra que nos indica que su Hijo es el Camino y hemos de “escucharlo”. Es una invitación a mirar a lo alto, a escuchar la Palabra de Jesús.
La montaña alta es el punto de partida. Nos elevamos para poder divisar mejor, para poder trazar un camino, dibujar un mapa. Pero subir una montaña implica un esfuerzo de escalada. Nos encontramos con Jesús en lo alto de la montaña, y es allí donde Dios nos dice que le escuchemos. Desde lo alto contemplemos la belleza de la creación y a su creador.
REZAMOS. Señor. Muchas veces me gustaría relacionarme sólo con las personas con las que me llevo bien y con las que me quieren. Pero Tú nos has dicho que hay que querer a todos y cuidarlos, especialmente a los más necesitados. Ayúdame a acercarme a los que están solos, a los que nadie hace caso, a los que no me caen muy bien.
*Los bataneros eran los propietarios o encargados de manejar el batán, una máquina de madera que funcionaba como un molino de agua y permitía elevar y dejar caer unos grandes mazos de madera. Su finalidad era golpear el paño para compactarlo y acabar de limpiarlo.
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