Posiblemente es el sabor fundamental de María. Como madre, evoca en nosotros la dulzura, el cariño, las caricias, el amor incondicional. María se muestra dulce en los evangelios: en Belén, junto a Jesús recién nacido, arropado y amamantado por su madre. En Ain Karén, cuidando a su prima Isabel. En Caná, preocupándose por la fiesta y la alegría de los recién casados. En Pentecostés, llenándose del vino dulce del Espíritu que alegra el corazón.
María es alegría, servicio, acogida, amabilidad… Las letanías
del Rosario la reconocen así: Causa de nuestra alegría, Madre amable,
Madre del amor, refugio de los pecadores, estrella de los mares,
esperanza nuestra,… Celebramos el “Dulce Nombre de María” el 12 de septiembre, e infinidad de
canciones la cantan en este sabor y nos invitan a acercarnos al amor
materno de María. Escuchemos esta bella canción llamada "Dulce Madre":
REZAMOS:
Dulce Madre, no te alejes,
tu vista de mi no apartes,
ven conmigo a todas partes
y solo nunca me dejes.
Ya que Tú me quieres tanto
como verdadera madre,
haz que me bendigan el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
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