Después la muerte de Jesús, María continuó junto a los discípulos. Y también después de la alegría grande de encontrarse con el resucitado. Presente el día de Pentecostés, animando y sosteniendo la primera Ïglesia. María siempre junto a los discípulos de entonces. María continúa con los amigos de Jesús, ahora. María quiere estar junto a nosotros también, porque Jesús nos la dejó como madre. María entre nosotros, caminando junto a nosotros hasta llegar junto a Dios, abriéndonos las puertas del cielo:
Madre, dame tu mano y no me sueltes,
déjame apoyarme en ti al andar,
enséñame el camino que sólo me conduzca
a tu Hijo con quien anhelo un día estar.
Pídele a Él que perdone mis errores,
mi falta de paciencia, también de piedad,
que me dé fuerzas para sobrellevar el peso
de las injusticias que me hacen a menudo llorar.
Enjuga mis lágrimas con tu dulzura de siempre,
cubre con tu manto mis penas y ansiedad,
regálame la paz que de tus ojos mana
y muéstrame las huellas del amor y la humildad.
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