En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: «¡La paz esté con vosotros!». Y les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
La metáfora de viajar en globo es bien bonita y sugerente. Nos habla de un fuego que va por dentro y te eleva, un viento invisible que te mueve… Nos habla también de no contaminar, ir silencio, ir ligero de equipaje soltando lastre…
Esta metáfora nos inspira para sentir que el fuego del Espíritu Santo nos eleva y nos mueve. Solo así podemos ser enviados. Porque realmente necesitamos ser enviados, impulsados por el Espíritu de Jesús Resucitado, para ser Iglesia misionera, “en salida”, que se pone en marcha para vivir con la alegría del Evangelio. Iglesia que conoce sus dones y su debilidad, pero que sabe Quién la impulsa y por eso se muestra con una sonrisa de par en par. Iglesia de colores, porque no concibe una vida en blanco y negro sino cargada de esperanza.
Dibu: Patxi Velasco Fano
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
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