viernes, 18 de diciembre de 2020

[SECUNDARIA] VIERNES DE ADVIENTO: CUARTA SEMANA

Para hacerse presente, Dios no se sirve de grandes personajes, sino de una joven y sencilla pareja que se conoce, se enamora y se casa. El nombre de Jesús –Dios salva- expresa su destino y su misión.

Todos tenemos un nombre en el corazón de Dios -nos conoce y nos llama por nuestro nombre- , y una misión que cumplir.

Dios sigue necesitando nuestra capacidad de amar, de creer, de crear, de servir, para seguir naciendo en el mundo y para hacer posible su mensaje de ternura, cercanía, paz, justicia y liberación.

Nuestra fe no consiste en creer que Dios existe, sino en descubrir con inmensa alegría que, en Jesús, Dios se hace cercano. No estamos solos. Dios está con nosotros, compartiendo y solidarizándose con la vida, dificultades, alegrías, aspiraciones y anhelos de cada persona. Camina con cada ser humano, con cada criatura, dándonos fuerza, ilusión, apoyo y luz.

Si, como María y José, nos abrimos al Misterio, al Espíritu, Dios viene a nuestra casa, nace en cada uno de nosotros y llena nuestra vida de encuentro, de alegría, de esperanza y de sentido. Y en cada uno de nosotros nace Dios.

Cuando Dios viene a nuestra casa en realidad viene a su casa. Por eso se encuentra tan a gusto.

  • ALÉGRATE por haber sido tocado por Dios desde el día de tu Bautismo. Eres hijo suyo y, además, en Belén te demostrará una vez más su gran amor: JESÚS.
  • ALÉGRATE en medio de las contrariedades. Sonríe, aunque a veces, estés llorando por dentro.
  • ALÉGRATE aunque la suerte no te sonría. Dios te acompaña y, tarde o temprano, te dará respuesta.
  • ALÉGRATE porque Dios sale a tu encuentro. Se hace hombre por salvarnos, para que le veamos, para romper las distancias existentes entre la tierra y el cielo.
  • ALÉGRATE para infundir alegría a nuestro mundo. El pesimismo no se combate con más kilos de tristeza y, por el contrario, sí con una buena dosis de alegría cristiana.
  • ALÉGRATE aunque, aparentemente, no consigas los efectos deseados. Tampoco Dios, en Belén, se hizo sentir con mucho éxito sino todo lo contrario.
  • ALÉGRATE en el trabajo. Que se note que eres cristiano. Que irradies la alegría de la próxima Navidad: Dios en medio de nosotros.
  • ALÉGRATE porque, como Juan Bautista, también tú puedes ser pregonero del nacimiento de Cristo, de su fuerza y de su Palabra.
  • ALÉGRATE esperando en Dios y, sobre todo, trabajando y optando por su inminente llegada: ¡El Señor está cerca!
  • ALÉGRATE y, lejos de pretender que cambien los demás, cambia un poco tú. Que el Señor, cuando llegue, encuentre por lo menos tu camino limpio y bien preparado para su nacimiento.

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