viernes, 4 de diciembre de 2020

[PRIMARIA] VIERNES DE ADVIENTO: SEGUNDA SEMANA

¿Sabes ya qué quieres ser de mayor? Seguro que lo has pensado muchas veces, y aún tienes tiempo para descubrirlo. Elijas lo que elijas, no te olvides que eres enviado por Jesús para contarles a los demás que Él les quiere. A todos. Jesús va a nacer, pero tú, igual que Juan, vas por delante. Por eso tienes dos trabajos ahora: preparar el camino por el que va a llegar, que es el corazón, y avisar a los demás de que preparen el suyo.

Vamos a leer en el Evangelio cómo preparaba Juan el bautista la llegada de Jesús.

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: Yo envío a mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos. Juan bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. (Mc 1, 1-8)

Juan Bautista fue un judío del tiempo de Jesús, primo suyo, que tenía muy buena fama por su sinceridad y sencillez. No hacía la pelota a nadie. Además realizó una misión muy importante, preparando los corazones de sus paisanos para que acogieran a Jesús diciéndoles que era, sin duda, el mejor y a quien debían conocer y querer.

Juan predicaba un “bautismo de conversión”. Convertirse es CAMBIAR. Jesús quiere que nuestro corazón cambie y que así, nosotros también podamos ayudar a cambiar el corazón de los demás. ¿Qué cosas puedes ayudar a cambiar a tu alrededor? Elige una de esas cosas que puedes cambiar y proponte un compromiso para hacer durante la semana.

Señor, enséñanos a preparar tus caminos,
a preparar tu llegada a nuestros corazones
para que así te podamos acoger dentro de nosotros.

Queremos, Señor, allanar tus senderos.
Quitar de nosotros todo aquello que estorba,
todo aquello que nos aleja de ti
y de nuestros hermanos.

Cuando llegues,
tendremos preparado un gran belén,
un belén que abarque todo el mundo,
donde el amor será el gran río que lo riegue todo
y donde la estrella que lo ilumine
será la luz de tu reino.

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