Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Jn 2, 13-25
PENSAMOS. Jesús se presenta en el templo, donde era habitual intercambiar monedas por los animales para las ofrendas. En ese momento, irrumpe como los antiguos profetas, manifestando su desacuerdo en la profanación del lugar sagrado. Es a la vez, una muestra de respeto a Dios y a la dignidad humana. Por un lado la exclusividad del lugar dedicado para la oración y la alabanza, y por otro, el amor profundo por la humanidad, la autenticidad de su fe libre y gratuita.
REZAMOS. Jesús, te enfadaste mucho con los vendedores del templo porque no respetaban la casa de tu Padre. Que cuando vaya a la iglesia esté atento a tu Palabra. Enséñame, sobre todo, a respetar a todas las personas, a quererlas como Tú las quieres y a cuidar la naturaleza para alabarte también en ella.
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