Érase una vez un joven que buscaba la felicidad. Acudió entonces un día a un
convento situado en una montaña en donde había un fraile que tenía mucha fama
de sabio. El joven le preguntó qué hacía para no aburrirse estando solo en
aquel monte.
Y el fraile le contestó: Mira en tu interior, cierra los ojos y piensa en todo
lo que tengas que hacer hoy, y las personas con las que te vas a encontrar. Y
pon cariño a todo. Porque el aburrimiento no está en lo que hacemos, sino en
cómo lo hacemos.
Y, la verdad, es que aquel joven tuvo en cuenta las palabras del monje, y vio
que esa era la mejor manera para no aburrirse y vivir siempre con ilusión.
Ama y haz lo que quieras.
Si callas, callarás con amor;
si gritas, gritarás con amor;
si corriges, corregirás con amor;
si perdonas, perdonarás con amor.
Si tienes el amor dentro de ti,
sólo amor saldrá de ti.
(san Agustín)
No hay comentarios:
Publicar un comentario