No podemos escudarnos en que vivimos en un mundo violento e inseguro, lleno de conflicto, de enfermedades y tribulaciones. El Santo de Asís nos muestra que justamente en este mundo conflictivo y atribulado es posible conservar la paz.
Pidamos a Dios, por intercesión de san Francisco, que el Espíritu de Asís, desciende sobre nosotros. Pidamos para que las familias, los pueblos, las naciones, la humanidad desgarrada por guerras y divisiones puedan gozar de la paz y la unidad querida por Dios para ella y para toda la creación.
Rezamos juntos la oración de la paz:
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