Dos pájaros estaban muy felices sobre la misma planta, que era un sauce. Uno de ellos se apoyaba en una rama en la punta más alta del sauce, el otro estaba más abajo, en la bifurcación de unas ramas. Después de un rato, el pájaro que estaba en lo alto dijo para romper el hielo: -¡Oh, qué bonitas son estas hojas tan verdes! El pájaro que estaba abajo lo tomó como una provocación y le contestó de modo cortante: -¿Pero estás cegato? ¿No ves que son blancas? Y el de arriba, molesto, contestó: -¡Tú eres el que estás cegato! ¡Son verdes! Y el otro, desde abajo, con el pico hacia arriba, respondió: -Te apuesto las plumas de la cola a que son blancas. Tú no entiendes nada, so tonto. El pájaro de arriba notaba que se le encendía la sangre y, sin pensarlo dos veces, se precipitó sobre su adversario para darle una lección. El otro no se movió. Cuando estuvieron cercanos, uno frente a otro, con las plumas encrespadas por la ira, tuvieron la lealtad de mirar los dos hacia lo alto, en la misma dirección, antes de comenzar el duelo. El pájaro que había venido de arriba se sorprendió: -¡Oh, qué extraño! ¡Fíjate que las hojas son blancas! E invitó a su amigo: -Ven hasta arriba adonde yo estaba antes. Volaron hasta la rama más alta del sauce y esta vez dijeron los dos a coro: -¡Fíjate que las hojas son verdes!
La personalidad que es autoritaria excluye los puntos de vista de los demás e intenta imponer los suyos: la realidad sólo es tal como él la ve. Pero hay otras visiones y otros caminos. Sólo cuando nos movemos de nuestras posiciones tomadas previamente, podemos entender la realidad en su complejidad y, sobre todo, entender al otro.
Jesús, queremos pedirte que nos ayudes a ser instrumentos de tu paz. Que en vez de enfadarnos cuando no conseguimos lo que queremos, valoremos lo que ya tenemos. Que en vez de querer las cosas sólo para nosotros, disfrutemos compartiéndolas con los demás. Que en lugar de lamentarnos por las cosas que están mal, nos pongamos en marcha e intentemos cambiarlas. Que cuando alguien se enfade por nuestra culpa, seamos capaces de pedir perdón. Que cuando nos encontremos con alguien que no esté tranquilo, elevemos una oración por él. Amén.
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