El Bautismo del Jordán significa para Jesús un antes y un después. El hijo del carpintero pasa a ser el Hijo amado, el elegido del Padre. El bautismo es para Jesús un encuentro, la experiencia de Dios, el momento en que el Espíritu se posa sobre Él. A partir de ese momento Jesús empezará a recorrer Galilea sanando, devolviendo la vista, curando a leprosos, expulsando demonios, haciendo caminar... Su experiencia de filiación le lleva a derramar ese amor del padre sobre todos.
Todos necesitamos tener una experiencia de Dios. Por eso hemos de buscar momentos de silencio, de contacto con la naturaleza, de entrega a los más desfavorecidos, de amor a los que nos rodean. Es en esos momentos que nos sentiremos llenos de Dios, que, como Jesús, nos sentiremos llenos de su Espíritu e hijos del Padre. Y esa experiencia, hará cambiar por completo nuestras vidas...
Jesús, queremos pedirte que nos ayudes a ser instrumentos de tu paz. Que en vez de enfadarnos cuando no conseguimos lo que queremos, valoremos lo que ya tenemos. Que en vez de querer las cosas sólo para nosotros, disfrutemos compartiéndolas con los demás. Que en lugar de lamentarnos por las cosas que están mal, nos pongamos en marcha e intentemos cambiarlas. Que cuando alguien se enfade por nuestra culpa, seamos capaces de pedir perdón. Que cuando nos encontremos con alguien que no esté tranquilo, elevemos una oración por él. Amén.
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