Mohamad creció en Siria, pero huyó al Líbano cuando la vida se volvió demasiado peligrosa en su hogar. Al igual que miles de otros niños refugiados en el país, no podía ir a la escuela, por lo que se propuso marcar una diferencia para los niños en la misma situación. Junto con su familia, Mohamad construyó una escuela en un campamento de refugiados donde 200 niños ahora tienen acceso a su derecho a la educación. A la edad de 12 años, ya estaba enseñando matemáticas y fotografía. Él ayuda a los niños a sanar, aprender y divertirse con juegos y fotografía. Mohamad recurre a sus mayores pasiones, la fotografía y el cine, para contar las historias de sus compañeros, los niños refugiados, en toda su diversidad.
"No tuve la oportunidad de ir a la escuela, y quería hacer todo lo posible para asegurarme de que esto no les suceda a los niños más pequeños". Las palabras de Mohamad nos muestran un gran compromiso para ayudar a los demás.
Jesús, queremos pedirte que nos ayudes a ser instrumentos de tu paz. Que en vez de enfadarnos cuando no conseguimos lo que queremos, valoremos lo que ya tenemos. Que en vez de querer las cosas sólo para nosotros, disfrutemos compartiéndolas con los demás. Que en lugar de lamentarnos por las cosas que están mal, nos pongamos en marcha e intentemos cambiarlas. Que cuando alguien se enfade por nuestra culpa, seamos capaces de pedir perdón. Que cuando nos encontremos con alguien que no esté tranquilo, elevemos una oración por él. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario