viernes, 8 de mayo de 2020

CUENTO: EL ARMADOR DE CASAS

Había una vez un carpintero especializado en armar casas. Trabajaba para un empresario que le proporcionaba los paneles premoldeados; él los ensamblaba, les remachaba las juntas, levantaba la casa y alistaba los detalles.
Un día, el carpintero decidió que ya ha trabajado lo suficiente y que era hora de dejar su tarea. Así que fue a hablar con el empresario y le contó que se iba a jubilar. Como aún le quedaba una casa por terminar, le advirtió que éste sería su último trabajo y que luego se retiraría.
-¡Qué lástima! -dice el empresario-, usted es un buen empleado... ¿No quiere trabajar un poco más?
-No, no, la verdad es que tengo muchas cosas que hacer, quiero descansar...
-Bueno.
El señor termina de hacer la supuesta casa, va a despedirse del empresario y éste le dice:
-Mire, hubo una noticia de último momento, tiene que hacer una casa más. Si me hace el favor... No tiene nada más que hacer... Dedíquese exclusivamente a hacer esta última casa, tómese el tiempo que sea necesario pero, por favor, haga este último trabajo.
Entonces el carpintero, fastidiado por este pedido, decide hacerla. Y decide hacerla lo más rápido que pueda para ir a descansar, que era lo que él en realidad quería. Ya no tiene nada que defender, va a dejar el trabajo, ya no tiene que buscar la valoración de los demás, ya no está en juego su prestigio ni su dinero, ya no hay nada en juego porque él está amortizado. Lo único que quiere es hacerla rápido.
Así que junta los paneles entre sí, los sujeta sin demasiada gana, usa materiales de muy baja calidad para ahorrar el costo, no termina los detalles, hace, en suma, un trabajo muy pobre comparado con lo que él solía hacer. Y finalmente, muy rápido, termina la casa.
Entonces va a ver al empresario y éste le dice:
-¿Qué? ¿La terminó?
-Sí, sí, ya terminé.
-Bueno, tome... coloque la cerradura, cierre con llave y tráigamela.
El carpintero va, pone la cerradura, cierra con llave y regresa. Cuando el empresario toma la llave, la guarda en una cajita, se la entrega al carpintero y le dice:
-Este es nuestro regalo para usted...

Si el carpintero hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho con absoluta dedicación. Ahora, no tenía otra opción que vivir en la propia casa que él había construido y no precisamente de la mejor manera.
Lo mismo se puede aplicar a nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída, haciendo las cosas de cualquier manera, cuando deberíamos poner la máxima atención y cuidado.
Muchas veces, no damos lo mejor en nuestro trabajo, con nuestra familia, con nuestros amigos. Y no nos damos cuenta de que tenemos la vida que nosotros mismos hemos construido. Construyámosla con sabiduría.
“Tu vida hoy, es el resultado de tus actitudes y elecciones del pasado… Tu vida mañana, será el resultado de tus actitudes y elecciones hechas hoy”

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