viernes, 1 de mayo de 2020

CUENTO: EL ELEFANTE Y LOS CIEGOS

Hace tiempo un rey sabio reunió unos ciegos de nacimiento y les dijo: ¿Conocéis los elefantes?
Ellos respondieron: Oh, gran rey, no tenemos ninguna noción.
El rey les dijo: ¿Deseáis conocer cómo es?
Entonces el rey ordenó a sus servidores que llevaran un elefante para que los ciegos lo tocaran con sus propias manos. Uno de ellos, al tocar el animal, cogió la trompa. Otro, tocó las orejas; otro, los colmillos; otro, la cabeza; otro, el hombro; otro la pata; otro, la cola...
Mientras tanto, el rey les iba diciendo: Esto es el elefante!
Entonces mandó retirar el elefante y preguntó a los ciegos: ¿Cómo es el elefante?
El ciego que había tocado la trompa dijo: El elefante se parece a una gran serpiente.
El que había tocado la oreja respondió: El elefante se parece a un gran abanico.
El que había tocado los colmillos dijo: El elefante se parece a una lanza.
El que había tocado la cabeza, añadió: El elefante se parece a una gran olla.
El que había tocado el hombro dijo: El elefante se parece a una pared.
El que había tocado la pata dijo: El elefante se parece a una columna.
El que había tocado la cola, añadió: El elefante se parece a una cuerda.
Unos a otros se acusaban entre ellos diciéndose: El elefante no es así... no es así!
Al cabo de un rato, en lugar de terminarse la discusión se convirtió en una pelea.
Cuando el rey vio esto, se echó a reír, y pronunció esta sentencia: No os discutáis y peleéis... El cuerpo del elefante es naturalmente único. Las diferentes percepciones, que habéis hecho, son una parte de su VERDAD.

Muchas veces nos enfadamos con los otros porque tienen una visión diferente de las cosas, sin darnos cuenta que todos podemos tener razón y que muchas veces las cosas cambian según como las miramos.

Jesús, ayúdanos a escuchar las razones de los demás
y ser comprensivos y a respetar las opiniones diferentes a las nuestras.

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