martes, 5 de mayo de 2020

REFLEXIONAMOS: LA ALEGRÍA DE LA PASCUA

En una entrevista que hicieron en la radio, un sacerdote contó que un gran pecado de los cristianos es el de ser personas tristes. Recordaba aquello atribuido a Santa Teresa que decía que “un santo triste es un triste santo” porque ella se sentía tan querida por Dios que desbordaba de alegría continuamente, sobre todo con sus hermanas, lo cual no le quitaba los dolores que siempre sufrió en su cuerpo, ni los disgustos que las personas le daban también.

Y seguía diciendo el sacerdote entrevistado, que acababa de enterrar a su propio padre y tuvo que animar con su guitarra y cantar unas canciones muy alegres en las celebraciones en la que participó al día siguiente, porque dependía de su ánimo el que resultaran animadas. Y lo hizo con la mejor de sus sonrisas transmitiendo positividad a los que le estaban escuchando. Hay que dar testimonio de la Resurrección de Jesucristo, que es lo que importa, y eso es pura alegría porque es vida.
Podéis suponer que los comentarios en internet no dejaron de llegar poniéndole de vuelta y media: Que si… parece mentira que este señor no se acuerde de los sufrimientos del Señor, que si… hay que ver con qué poca seriedad se toma este hombre lo que pasó el Señor y se piensa que lo de la crucifixión fue una cosa para sonreír, que si… lo que predica este hombre es edulcorar la religión…

Hay gente amargada, no vamos a entrar en las razones que les ha llevado a ello, pero que siempre están viendo las cosas grises, sin color, sin vida, lo que vale para ellos es sufrir, penar, ¡venga ya! Eso no lo queremos, y que nuestro testimonio de alegría por saber que estamos en el corazón de Dios no significa que no nos tomemos la vida en serio, quizás por eso a lo mejor nos la tomamos más en serio que los que solo ven lo malo.

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