Crecido en un ambiente católico, abandonó la fe por completo al entrar en la universidad, declarándose ateo convencido. “Mi fe era absolutamente infantil y se deshizo. Tenía una explicación científica para todo”.
“Era ateo y discutía del tema con quien hiciera falta hasta que un día descubrí que con las preguntas que usamos en el método científico, Dios no es descartable. Dios no es evidente, pero tampoco es evidente que haya que descartarlo. Aplicando la misma metodología que usaba en ciencias, la hipótesis Dios no era absurda y empecé a leer y a investigar sobre la religión”.
“Un día viví una experiencia que me cambió la vida: sentí la voz de Dios que me decía: no leas sobre Mí, simplemente degústame. Entonces descubrí una presencia suave como una fuerza poderosa. Sorprendido salí de casa, vi una Iglesia y fui a preguntar. Necesitaba que me explicasen toda la religión católica porque yo no tenía ni idea. Quería confesarme y volver a sentir lo mismo que sentía de niño. Y así fue”.
Catedrático de nanotecnología, Manuel Arturo es en la actualidad un cristiano comprometido y un defensor de la integración entre fe y ciencia.
Señor, Jesús, muchas veces mi fe es infantil e inmadura, pero en lugar de preguntar, profundizar e intentar comprender me resulta más fácil abandonarla. Señor, ayúdame a conocerte, buscarte y amarte. Que pueda abrir los ojos y te reconozca en la belleza y las maravillas de la creación. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario