Cristo mismo se identifica con el Reino, poseerle a Él es poseer el Reino y vivir con Él, por Él y en Él es apostar por el Reino, así, jugándonos la vida. El hombre es el destinatario de ese Reino donde los pobres son los importantes y donde el amor es la clave para extender el Reino de Dios.
Los más “importantes” en el Reino no son los que tienen como lema de su vida el subir, el aplastar… sino los que viven en el amor creando fraternidad. Darse y entregarse, es vivir con el corazón en disponibilidad, especialmente acogiendo a los que sufren.
ORACIÓN
Amado Sagrado Corazón de Jesús,
te entrego mi corazón.
Ayúdame amar a Dios y al prójimo,
y permíteme amarme a mí mismo
como hijo que soy de Dios.
Junto mis manos en oración, Señor,
para que me des paz, sabiduría,
paciencia y luz en mi camino.
Gracias por conocerte y sentir tu amor.
Oh amado Sagrado Corazón de Jesús,
te entrego mi corazón.
Ayúdame a amar a Dios y al prójimo,
aquí estoy para amarte y servirte.
Amén.
te entrego mi corazón.
Ayúdame amar a Dios y al prójimo,
y permíteme amarme a mí mismo
como hijo que soy de Dios.
Junto mis manos en oración, Señor,
para que me des paz, sabiduría,
paciencia y luz en mi camino.
Gracias por conocerte y sentir tu amor.
Oh amado Sagrado Corazón de Jesús,
te entrego mi corazón.
Ayúdame a amar a Dios y al prójimo,
aquí estoy para amarte y servirte.
Amén.
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