Señor, ayúdanos a vivir toda nuestra vida,
como Francisco de Asís, con sabor a Evangelio
y a poner en práctica al sueño de una sociedad fraterna
en este momento en que, en nuestro mundo,
los sueños se rompen en pedazos.
Ayúdanos a vivir todos como hermanos
más allá de las distancias de procedencia,
nacionalidad, color o religión,
de modo que el nuevo sueño de fraternidad
y de amistad social no se quede solo en palabras
sino que se convierta en realidad.
Que, en esta época que nos toca vivir,
reconozcamos la dignidad de cada persona humana
y podamos hacer renacer entre todos
un deseo mundial de hermandad.
Señor, haz que nuestro corazón y nuestra mente
se abran al diálogo con todas las personas de buena voluntad.
Ayúdanos a vivir la vida con sabor Evangelio
y a poner en práctica el sueño de una sociedad fraterna.
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