El Sagrado Corazón de Jesús se consume de amor por nosotros, hasta el punto de que estuvo dispuesto a sufrir y morir por nosotros. Jesús se entregó por completo a nosotros en la Cruz para demostrar su amor por nosotros, y continúa haciéndolo todos los días en el Santo Sacrificio de la Misa. Por eso cuando recibimos la Eucaristía, recibimos el corazón de Cristo.
El Sagrado Corazón nos enseña que el verdadero amor es siempre costoso, pero que siempre da la vida. Y sí Jesús nos da su corazón una y otra vez, nosotros debemos dar nuestro corazón a él a cambio.
Amado Sagrado Corazón de Jesús,
te entrego mi corazón.
Ayúdame amar a Dios y al prójimo,
y
permíteme amarme a mí mismo
como hijo que soy de Dios.
Junto mis
manos en oración, Señor,
para que me des paz, sabiduría,
paciencia
y luz en mi camino.
Gracias por conocerte y sentir tu amor.
Oh
amado Sagrado Corazón de Jesús,
te entrego mi corazón.
Ayúdame a
amar a Dios y al prójimo,
aquí estoy para amarte y servirte.
Amén.
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