viernes, 4 de noviembre de 2022

EVANGELIO DEL DOMINGO: PARA DIOS TODOS ESTÁN VIVOS

Se acercaron entonces unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si el hermano de uno muere dejando mujer sin hijos, su hermano debe casarse con la mujer para dar descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con la viuda, y así hasta los siete. Todos murieron sin dejar hijos. Por fin murió también la mujer. Así, pues, en la resurrección, ¿de quién de ellos será mujer? Porque los siete estuvieron casados con ella.

Jesús les dijo: En la vida presente existe el matrimonio entre hombres y mujeres; pero los que logren alcanzar la vida futura, cuando los muertos resuciten, no se casarán; y es que ya no pueden morir, pues son como los ángeles; son hijos de Dios, porque han resucitado. Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo da a entender en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor «el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob». No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven por él.
(Lc 20, 27-38)


El Padre es Dios de la Vida: ayer, hoy y siempre. Y nuestras vidas están llamadas a entrar en esa Vida, desde el vientre materno. Esto ha de darnos una gran confianza y llenarnos de esperanza, de una esperanza que no se acaba, porque estamos llamados a vivir para siempre por pura gracia de Dios. La resurrección es nuestra ansiada meta. Y éste es el don más preciado de Cristo Resucitado.

¿Cómo será el futuro? No seamos como los saduceos del Evangelio, haciendo miles de preguntas sobre cuestiones “periféricas”. Lo importante es descubrir que Dios “no es Dios de muertos, sino de vivos; porque para Él todos están vivos”.

En esa confianza oremos también esta semana con nuestros hermanos y hermanas que están para siempre con el Señor.

Dibu: Patxi Velasco FANO
Texto: Fernando Cordero ss.cc.

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