miércoles, 11 de noviembre de 2020

REFLEXIÓN: LA ORACIÓN

Orar es comunicarse con Dios, es dialogar con Él siempre y en todo lugar.

Jesús muchas veces oraba en compañía de sus discípulos. Lo hacía en diferentes lugares: en el campo, junto al lago, en alguna casa o en el templo de Jerusalén.

Como sabes, después que Jesús resucitó los discípulos se reunían para orar. Jesús también nos enseñó a orar así con la oración del Padre Nuestro.

Existen muchas formas de orar, por ejemplo: oración de alabanza, acción de gracias, para pedir un favor, oración de perdón, etc. Lo importante es que se puede orar sólo o en grupo, así se pone en práctica la fe, la esperanza y el amor.

Esta Oración ante el Crucificado de san Damián, brotó en los labios y en el corazón de Francisco durante los años de su proceso de conversión, hacia 1206. Es el más antiguo de sus escritos que nos ha llegado. La rezamos hoy todos juntos como ofrenda de nuestro amor a Dios.

Oh alto y glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento
 

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