EVANGELIO DEL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
"Por tanto, permaneced despiertos y vigilantes, porque no sabéis cuándo llegará el momento. Esto es como un hombre que, a punto de irse a otro país, deja a sus criados al cargo de la casa. A cada cual le señala su tarea, y ordena al portero que vigile. Así que permaneced despiertos, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana. ¡Que no venga de repente y os encuentre durmiendo! Y lo que os digo a vosotros se lo digo a todos: ¡Permaneced despiertos!" (Mc 13, 33-37)
Este domingo comenzamos un tiempo de ilusión, de esperanza, de alegría. Estad atentos, mirad, vigilad, velad. La vida no es fácil, suele ser tarea que necesita ayuda para no decaer y terminar rendidos. La manifestación de un cristianismo rebajado, irrelevante, quejumbroso de los males, ni es evangélico ni interesa a nadie. Hoy hacen falta cristianos sorprendentes, comprometidos con lucidez, viviendo positivamente, trabajando por una sociedad más justa y fraterna, que pueda ayudar a muchas personas a levantar la cabeza y ver los nuevos signos y probar otro estilo de vida abierto a la presencia y utopía de nuestro Dios. ¡Éste es nuestro momento!
Tengo deberes de mañana.
Trabajos de mediodía.
Debo abrir ventanas, echar abajo puertas,
romper muros, iluminar rincones.
Debo repartirme hasta que todo sea día,
hasta que todo sea claridad
y alegría en la tierra”.
Pablo Neruda
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