PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
¿A veces te pasa que estás en tu mundo y no te enteras de lo que está pasando a tu alrededor? ¿Qué estás en clase, en la Iglesia o hablando con alguien y te das cuenta que habias desconectado o estabas en la nubes?
Vamos a leer en el Evangelio lo que nos cuenta Jesús sobre un hombre que se va de viaje.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad! (Mc 13, 33-37)
Antes no había móviles para avisar de cuándo vuelves, como ahora. Alguien tiene que quedarse despierto y atento en esa casa para que cuando el señor vuelva, no estén todos dormidos... Eso mismo nos pide Jesús. Que estemos atentos.
¿Te has dado cuenta de lo que pasa a tu alrededor? Niños que necesitan ayuda, personas que lo están pasando mal, el medio ambiente que está deteriorado...
REZAMOS
En este día, Jesús, te queremos dar gracias
porque sabemos que estás junto a nosotros.
Tú nos dices que estemos atentos a tu llegada,
pero nosotros sabemos que ya estás aquí:
Te vemos en el rostro del niño que está solo;
te vemos en las personas ancianas,
que nos piden una sonrisa.
Te vemos en los jóvenes que se abren camino en la vida,
en los estudiantes, en los que trabajan, en los que son felices…
Te vemos en las noticias de la tele
y en las esperanzas de un mundo con problemas…
Tú estás ya aquí, en nuestras casas y en las calles…
Pero quieres venir con más amor:
quieres venir, de nuevo, en la próxima navidad.
Mi corazón te espera, Señor. Ven una vez más, Señor.
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