"Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba".
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos pisando tierra. No de manera literal: pisamos baldosas, cemento, césped... Pero por debajo de todas esas construcciones del ser humano, se encuentra la tierra que nos regala Dios cada día. Todo el universo material es lenguaje de amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios.
Un regalo que nos hace no para que la dominemos y explotemos, sino para que la labremos y cuidemos. Eso también significa custodiar, preservar, guardar, vigilar... Y todos sabemos que a veces se nos olvida lo hermoso de este regalo y descuidamos la tierra que nos da la vida.
El medio ambiente se ha convertido en causa de sufrimiento directa para muchos pueblos. Las inundaciones y las sequías, la contaminación de las aguas, la destrucción de bosques y zonas de pesca, la desertificación o la construcción de grandes presas han obligado a millones de personas a abandonar sus hogares o a vivir bajo una permanente amenaza.
Datos de Cruz Roja estiman que el número de refugiados por desastres naturales alcanzará los 150 millones en el año 2050. De hecho, los problemas ambientales se han convertido ya en una de las mayores causas de migraciones en todo el mundo.
ORACIÓN
que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie.
Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
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