No se suele cantar durante este tiempo litúrgico, pero, si se hace, suelen entonarse himnos o canciones que transmitan el espíritu penitencial. Son más solemnes. Tampoco se utilizan flores como decoración de las Iglesias, recordando nuevamente el espíritu de penitencia y austeridad, evitando aquellos detalles que distraen de ese mensaje principal.
En cuaresma le dedicamos tiempo a la Palabra de Dios: la leemos, la reflexionamos, la escuchamos, la oramos, dejamos que nos cambie por dentro, la transformamos en vida. Al leer los evangelios descubrimos cómo respondieron personas de fe, amigos de Dios, a lo largo de la historia, cómo se fiaron de Dios Moisés, Elías, Pedro, Santiago y Juan.
La Palabra de Dios nos lleva al encuentro con Cristo, a experimentarle a nuestro lado y a sentir: “qué bien se está contigo, Señor” en la oración, en la eucaristía, siempre. Con él descubriremos cual es nuestra identidad, su proyecto de hijos de Dios.
La Palabra de Dios nos lleva de nuevo a la vida cotidiana donde vivimos transfigurados, comprometidos con todos, llenos de la luz que nos ha trasmitido al encontrarnos con Él.
En cuaresma lee a diario el evangelio del día, escucha lo que Jesús te pide y trata de vivirlo. Siéntete acompañado y guiado por Él en los buenos y malos momentos.
La Palabra de Dios nos lleva al encuentro con Cristo, a experimentarle a nuestro lado y a sentir: “qué bien se está contigo, Señor” en la oración, en la eucaristía, siempre. Con él descubriremos cual es nuestra identidad, su proyecto de hijos de Dios.
La Palabra de Dios nos lleva de nuevo a la vida cotidiana donde vivimos transfigurados, comprometidos con todos, llenos de la luz que nos ha trasmitido al encontrarnos con Él.
En cuaresma lee a diario el evangelio del día, escucha lo que Jesús te pide y trata de vivirlo. Siéntete acompañado y guiado por Él en los buenos y malos momentos.
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