Aquí te ofrezco algunos ejemplos sobre cómo puedes dar limosna a Dios. Escoge alguno de ellos, o busca los tuyos propios, para el día de hoy, y conviértelo en hábito por la repetición en días sucesivos:
- Saluda a todas las personas conocidas que hoy se crucen contigo, y hazlo con una sonrisa, y si lo ves conveniente, con un: ¿Qué tal?
- Escucha. Dedica tiempo al menos a una persona que tiene que decirte algo, o que sientes que necesita compartir alguna situación personal.
- Ten en casa un gesto de servicio a alguien o de algo, un gesto nuevo que consideras adecuado para ti y que ayude a los demás.
- Si surge, hoy u otro día, una circunstancia en la que se pide ayuda, echar una mano, atender una necesidad, en el ámbito de tu vida que sea (estudio, trabajo, amistades, casa…), haz lo posible para prestarte voluntario a hacerlo ¡sin que se note mucho, que no se entere tu mano izquierda de lo que quiere hacer la derecha!
- Busca una causa solidaria y calcula una cantidad apropiada a tu situación, para colaborar económicamente: puedes pensarlo hoy, y llevarlo a cabo otro día.
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