Este domingo Jesús nos lleva hasta un pozo en Samaría, para calmar nuestra sed. Vamos a escuchar atentos la Palabra:
En aquel tiempo llegó Jesús a un pueblo de Samaria cansado del camino, y se sentó junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: Dame de beber.
En aquel tiempo llegó Jesús a un pueblo de Samaria cansado del camino, y se sentó junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: Dame de beber.
La samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (es que los judíos no se tratan con los samaritanos).
Jesús le contestó: Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber, le pedirías tú, y el te daría agua viva.
La mujer le dice: Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?
Jesús le contesta: El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. La mujer le dice: Señor, dame de esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.
- Jesús tiene una conversación con una mujer samaritana, se acerca a las personas, las escucha... ¿Tú sueles prestar atención a los demás? ¿A quién te cuesta escuchar más?
- Jesús quiere llenarnos el corazón de felicidad aunque a veces nuestra vida tenga dificultades.
- El corazón de Jesús rebosa de agua viva que quiere calmar nuestra sed de alegría y felicidad: “El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”.
- Esta semana toma el compromiso de recordar qué día fue tu bautismo y cómo fue: mirar de nuevo las fotos con tu familia, hablar con tus padrinos... preguntar a tus padres cómo fue ese momento en el que Jesús llenó tu corazón de agua viva. Y si aún no lo has recibido, planea con ellos cómo y cuándo será ese momento. Dale las gracias a Jesús por tu familia que ha querido sembrar en tu corazón la semilla de la fe.
Señor Jesús,
sabemos que Tú nos amas
y que eres el camino para ser buenos y felices.
Ayúdanos a querer a todas las personas como son,
sin importar de dónde vengan o cuál sea su raza,
su color o su religión.
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