Paso un vecino y le pregunto qué era lo que estaba haciendo. El viejo contesto: - Estoy plantando unos manzanos, a ver si crecen y dan unas buenas manzanas.
- ¿Esperas llegar a comer manzanas de estos árboles? –le pregunto el vecino.
- No, no –respondió el anciano-. No pienso vivir tanto. Pero otros lo harán. El otro día pensé que toda mi vida estuve comiendo frutos de los árboles que otras personas tenían plantados, y este es mi modo de demostrar mi agradecimiento. En mi larga vida he recibido muchas cosas de otros. Y es justo que yo colabore a que otros puedan beneficiarse de esfuerzo.
¿Pensamos de cuando en vez en las personas que hacen cosas por nosotros, que nos ofrecen algún tipo de servicio?. La lista sería bastante larga. No está de más que alguna vez les mostremos nuestro agradecimiento. Y no estaría mal que nosotros pensáramos en qué podemos contribuir para que los otros se sientan a gusto.
En este video podemos ver los frutos de vivir con generosidad y gratuidad.
Señor, todo lo hemos recibido de tu amor, regalo de tu bondad.
Gracias por habernos dado la vida, tu misma vida;
gracias por nuestra familia, tu misma familia;
gracias por los compañeros y amigos, tu misma amistad.
Regálanos también, Jesús, un corazón agradecido y generoso,
un corazón que piensa en ayudar a los demás.
Así seremos felices y ayudaremos a ser felices a los demás.
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