jueves, 9 de marzo de 2023

COSAS DE CUARESMA: LA ORACIÓN

Una relación personal no se puede alimentar si no hay contacto, a ser posible directo. Si no entiendes tu relación con Dios como una relación personal, tienes un problema serio como creyente. Si tu fe se reduce, en el mejor de los casos, a recitar unas oraciones, asistir a misa, participar en el clima que se crea cuando hay una oración en grupo… tu relación con Dios como destinatario de esas prácticas no es mucho más rica que la que puedes tener con los artistas que actúan en un concierto mientras tú coreas sus canciones desde cien metros de distancia con la multitud.

La oración es esa conversación personal con aquel que sientes que te ama. Y cuando así la vives, Dios está entero y solo para ti: ¡por algo es Dios, y es capaz de ello! Si buscas en tu mochila de Cuaresma el equipaje de la oración, no encontrarás nada: la oración no pesa, la llevas en el corazón. Y la conexión es tan rápida como el pensamiento. La batería no se agota, si tú no la apagas. Incluso los mensajes que le mandes al Señor no necesitan palabras. ¡Ojalá sintieras, en la comunicación con Dios, esa angustia e incertidumbre que sientes cuando te das cuenta que te has dejado el móvil en casa!

Te invito a convertir en rutina saludable el que, a lo largo del día en los diversos momentos, encuentros, situaciones… se te escapen del corazón oraciones de este tipo: “Te quiero, Señor”, “quiero conocer tu voluntad”, “Gracias, Señor”, “perdóname, Señor”, “échame una mano, anda…”, “qué regalo más grande me has hecho hoy”, “que no sea lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres”, “quiero ser testigo de tu misericordia” … Y deja, deja que el Señor te hable. Escúchale, atento a su presencia.

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