martes, 28 de marzo de 2023

SEMANA DE SANTA CLARA

En esta última semana de Cuaresma vamos a recordar a santa Clara, la mejor y más grande amiga de Francisco de Asís. Ella dejó su casa un Domingo de Ramos para seguir a Jesús al estilo de san Francisco.

Santa Clara de Asís se sintió llamada a vivir como “esposa de Cristo” en un convento de clausura, dedicándose a Dios y a los demás completamente, pero sin salir del convento.

El inicio de su vocación religiosa fue de esta manera: Clara llevaba ya unos meses pensando cómo consagrarse al Señor, pero no sabía qué hacer. Así que fue a ver a Francisco para preguntarle. Él le invitó a que al siguiente Domingo de Ramos se escapase de casa durante la noche, ya que su tío no la dejaría fácilmente ir al convento.

Llegó el Domingo de Ramos. Clara, a sus 19 años, vestida con sus mejores galas, entró en la iglesia con todos. Al acudir los demás a recibir los ramos, se quedó quieta en su puesto. Entonces, el obispo fue donde ella y puso la palma en sus manos. A la noche, disponiéndose a cumplir las instrucciones de Francisco, emprende la ansiada fuga. Y como no le pareció bien salir por la puerta de costumbre, franqueó con sus propias manos, con una fuerza que a ella misma le pareció extraordinaria, otra puerta que estaba obstruida por pesados maderos y piedras.

Y así, abandonados el hogar, la ciudad y los familiares, corrió a Santa María de Porciúncula, donde los frailes, que ante el pequeño altar velaban la sagrada vigilia, recibieron con antorchas a la virgen Clara. De inmediato, dejó que los frailes la cortasen su melena rubia, como signo de consagración, y abandonó sus variadas galas. Así fue como se desposó con Cristo como esposo, e inmediatamente san Francisco la trasladó al convento para que viviera allí.

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